Situación de los Objetivos de desarrollo del Milenio en 2010: incumpliendo promesas

A sólo tan cinco años de la fecha acordada para el logro de los Objetivos del Milenio, se puede afirmar que estamos lejos de poder alcanzar las metas establecidas para el 2015. A pesar de que aún no se dispone de los datos que reflejen la magnitud, es innegable el hecho de que las diferentes crisis actuales influirán negativamente en la trayectoria de los ODM, pero no debemos malinterpretarlas, puesto que el verdadero obstáculo con el que se ha encontrado la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo, ha sido la falta de voluntad política por parte de los líderes mundiales.
 

Como viene siendo habitual hasta ahora en los informes de Economistas Sin Fronteras, en la primera parte del mismo, se recoge un análisis sobre el grado de cumplimiento de los siete primeros ODM, por grandes regiones. En esta ocasión, con la particularidad de completar ese análisis con el  estudio del impacto de la crisis sobre los ODM 1 a 7, del que destacamos fundamentalmente la confirmación de que estamos aún más lejos de alcanzar los ODM. La brecha de la desigualdad aumenta entre países del Norte y del Sur y la necesidad de acompañar los compromisos con planes de financiación para su ejecución por parte de los estados es inminente.
 

Esto queda de manifiesto en la segunda parte del artículo, donde se desarrolla el análisis sobre el grado de cumplimiento del objetivo 8, y una vez más la conclusión vuelve a señalar que la falta de avances en la alianza global, es la principal causa que impide avanzar en la consecución de los ODM. La crisis económica, a este respecto además de desviar y centrar la atención de los gobernantes en estabilizar el sistema financiero, ha contribuido a que no se cumplan los compromisos ya adquiridos por los países del Norte para erradicar la pobreza.
 

Desde hace tiempo, la sociedad civil viene denunciado la falta de voluntad política para cumplir los ODM, pero ahora que estamos tan cerca de la fecha establecida, se hace más necesario aún si cabe, la presión a los gobiernos para que lleven a cabo las prometidas reformas del sistema financiero, del comercio internacional, y de la ayuda para verdaderamente acabar generar desarrollo en los países empobrecidos.

    1. Introducción