El ataque a Gaza y sus repercusiones
Temática: Derechos Humanos /DESC.
Autoría: Siegman, Henry
Año de Publicación: 2009
En este comentario, Henry Siegman ofrece un punto de vista distinto, sugiriendo que ha sido Israel, y no Hamas, quien ha violado los términos de la tregua. Según Siegman, especular sobre las consecuencias del ataque de Israel a Hamas, y si conseguirá destruir o expulsar a la organización de Gaza, es una cuestión irrelevante. Si el objetivo de Israel sigue siendo retener el control sobre cualquier futura entidad palestina, jamás encontrará un socio que acepte dicho acuerdo, incluso si Israel consigue desmantelar a Hamas. Si la organización islamista es abatida, sólo será cuestión de tiempo hasta que sea reemplazada por una oposición palestina mucho más radical.
Los gobiernos de Estados Unidos y Europa, y la mayoría de los medios de comunicación occidentales, han aceptado incondicionalmente una serie de alegaciones israelíes para justi?car su asalto militar en Gaza: que Hamas ha violado de manera sistemática la tregua de seis meses (a pesar de que Israel la respetara), y se ha negado a prorrogarla; que, por lo tanto, Israel no tuvo más opción que llevar a cabo una ?rme acción militar para destruir la capacidad de Hamas de lanzar sus misiles contra ciudades israelíes; y que Hamas es una organización terrorista, que forma parte de una red global terrorista de islamistas radicales. Por lo tanto, ha de considerarse que Israel no sólo ha actuado en defensa propia sino que también lo ha hecho en nombre de la guerra global contra el terrorismo islámico extremista, promovida por las democracias occidentales.
No tengo conocimiento de ningún columnista de los principales periódicos estadounidenses, incluyendo a los del The New York Times, o de ningún locutor o presentador de las principales cadenas de radio o TV cuya cobertura del asalto israelí en Gaza no acepte las alegaciones de Israel de que no tuvo más opción que actuar militarmente para acabar con el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas. Las críticas hacia Israel, si las hay (y no ha habido ninguna por parte de la administración Bush), se han centrado en la cuestión de la proporcionalidad -si la carnicería de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) es proporcional a la amenaza que intentaban combatir y si Israel estaba tomando las medidas adecuadas para prevenir las bajas civiles colaterales.
El establecimiento de la paz en Oriente Medio se ha visto hundido en eufemismos engañosos, así que permítanme a?rmar sin rodeos que cada una de esas alegaciones es falsa. Ha sido Israel, y no Hamas, quien ha violado los términos de la tregua que obligó a la organización islamista a cesar el lanzamiento de cohetes hacia Israel y al Estado judío a a?ojar la cuerda sobre Gaza. De hecho, Israel no solo no ha a?ojado el estrangulamiento de Gaza sino que lo ha empeorado. Eso ha sido con?rmado tanto por todos los observadores internacionales y organizaciones no gubernamentales (ONG) neutrales en el terreno como también por el General de Brigada (Reserva) Shmuel Zakai, ex comandante de la División de Gaza de las FDI, a quien supuestamente no se le conoce por insultar a los judíos o profesar el auto odio hacia su pueblo. En una entrevista a Ha"aretz el 22 de diciembre de 2008, el General Zakai acusó al gobierno de Israel de "haber cometido un error clave durante el tahadiyeh, el período de seis meses de tregua relativa" al no haber conseguido "aprovechar la tranquilidad para mejorar, en vez de empeorar considerablemente la difícil situación económica de los palestinos de la Franja".
"Cuando estableces un tahadiyeh, y la presión económica en la Franja continua," comentó el General Zakai, "es obvio que Hamas intentará conseguir un tahadiyeh mejor, y su manera de conseguirlo es reanudando el fuego lanzando Qassam ["] No puedes simplemente dar golpes, dejar a los palestinos en Gaza en la angustia económica en la que se encuentran, y esperar que Hamas se quede cruzado de brazos sin actuar".
El alto el fuego obligó a ambas partes a abstenerse de llevar a cabo acciones violentas uno en contra del otro. Hamas tenía que cesar su lanzamiento de cohetes y prevenir que otros grupos extremistas, como la Yihad Islámica, lo hicieran -una obligación que incluso las agencias de inteligencia israelíes reconocieron que se había ejecutado con una e?cacia sorprendente- e Israel tenía que cesar sus asesinatos selectivos e incursiones militares. Israel violó esos términos de manera ?agrante cuando asesinó a seis miembros de Hamas y destruyó un túnel el pasado 4 de noviembre. La organización islámica respondió a esa incursión en el territorio de Gaza y al asesinato de su pueblo con una oleada de cohetes Qassam y misiles Grad. A pesar de esa violación, Hamas ofreció prorrogar la tregua, pero sólo si Israel cesaba su bloqueo, una condición que Israel rechazó.
Israel podría haber conseguido acabar con el lanzamiento de cohetes Qassam si hubiera accedido a a?ojar el bloqueo de Gaza. Dado que es algo que ni siquiera intentó, no se puede ni siquiera decir que Israel optara por un enfoque militar con el ?n de proteger a sus ciudadanos de los cohetes. Sino que lo hizo para proteger su derecho de continuar estrangulando a la población de Gaza, incluso si ello inevitablemente suponía la probable incineración de los niños de la Franja, sus padres y madres, quienes ahora constituyen más de un tercio de las víctimas de las FDI.
Aquéllos que intentan justi?car el brutal asalto de Israel en Gaza citan incesablemente el comentario del presidente electo, Barack Obama, en su visita a Sderot durante su campaña presidencial. Entonces dijo que: "Si alguien estuviera lanzando cohetes hacia mi casa donde duermen mis dos niñas, haría todo lo posible para pararlo, y esperaría que Israel hiciera lo mismo". Pero nadie en Israel le preguntó a Obama qué hubiera hecho si sus dos niñas vivieran en Gaza, y no en Sderot, expuestas a la desnutrición y al borde de la inanición, que está aumentando de forma dramática la morbilidad de todos los niños de Gaza, privados de los derechos humanos más básicos y condenados a un encarcelamiento y aislamiento eternos. Me imagino que a los líderes israelíes no les hubiera gustado su respuesta.
Es, por lo menos, desconcertante ver lo poco que ha tardado todo el mundo en olvidar que Hamas declaró el ?n de los ataques suicidas y el lanzamiento de cohetes -lo que se observó en gran medida durante bastante más de un año- cuando decidió unirse al proceso político palestino y participar en las elecciones democráticas al parlamento de la Autoridad Palestina. El presidente Bush elogió públicamente aquella decisión y la citó como un gran ejemplo del éxito de su campaña democrática en Oriente Medio. (No tenía ningún otro éxito que resaltar). Cuando, en contra de todas las expectativas, Hamas ganó las elecciones, Israel y Estados Unidos inmediatamente intentaron deslegitimizar los resultados. Mahmoud Abbas, el jefe de Fatah derrotado en las elecciones, quien hasta aquel momento había sido públicamente humillado por los líderes israelíes como una "gallina desplumada" y descartado como un socio de paz aceptable, fue acogido por el primer ministro Olmert y Washington, y sus fuerzas de seguridad fueron armadas y entrenadas con el ?n de prepararlas para derrocar a Hamas. Mohammed Dahlan, el asesor de seguridad de Abbas y líder militar de Gaza, le fue asignada la tarea de organizar el golpe de Estado. Cuando Hamas se adelantó a ese violento intento de revocar los resultados de las primeras elecciones honestas y democráticas en el Oriente Medio moderno, Israel impuso su bloqueo de Gaza con la bendición de Estados Unidos.
Para asegurarse, Hamas fue reprochablemente violento al acabar con el intento de insurrección de Dahlan, pero nada comparable con la brutalidad que hubieran ejercido Dahlan y sus hombres sobre los partidarios de la organización islamista si hubieran tenido éxito.
Los israelíes intentan refutar estos indiscutibles hechos históricos manteniendo que, al retirar los asentamientos israelíes de Gaza en 2005, Sharon dio a Hamas la oportunidad de emprender el camino hacia la construcción de un Estado. En vez de iniciar el proceso de construcción de la nación y usar esa oportunidad para avanzar hacia un acuerdo de paz más amplio con Israel, Hamas transformó Gaza en una lanzadera para sus misiles en contra de la población civil israelí.
La acusación es una doble mentira. En primer lugar, cualquiera que esté remotamente familiarizado con la situación en Gaza es consciente de que a pesar de todos sus fracasos, Hamas estableció un nivel de ley y orden en la Franja sin precedentes en su historia reciente, y además lo hizo en las más difíciles de las circunstancias, sin los grandes ?ujos de ayuda y ?nanciación que recibía la Autoridad Palestina liderada por Fatah. Hamas eliminó las bandas violentas y los "caudillos" que habían aterrorizado Gaza durante el control de Fatah sobre el área. A pesar de todas las pasiones islámicas de Hamas, existe una in?nitamente mayor libertad individual para los musulmanes no practicantes, cristianos y otras minorías religiosas ahora en Gaza bajo Hamas que en Arabia Saudí, por ejemplo, o bajo algunos otros regimenes árabes.
La mentira aún mayor es que la retirada de los asentamientos de Gaza por parte del primer ministro Ariel Sharon fuera un preludio de futuras retiradas y de un acuerdo de paz. El jefe de gabinete y asesor senior de Sharon, Dov Weissglas, quien también actuó como negociador jefe de este primer ministro con Estados Unidos, notoriamente describió la retirada de Gaza de la siguiente manera:
"Lo que efectivamente acordé con los estadounidenses fue que parte de los asentamientos [los principales bloques de asentamientos en Cisjordania] no se tratarían para nada, y que el resto no se abordaría hasta que los palestinos se convirtiesen en ?nlandeses" El signi?cado [de nuestro acuerdo con Estados Unidos] es el congelamiento del proceso político. Y cuando congelas ese proceso, evitas el establecimiento de un Estado palestino y evitas una discusión sobre los refugiados, las fronteras y Jerusalén. En efecto, este paquete completo que se llama Estado palestino, con todo lo que implica, ha sido removido de nuestra agenda inde?nidamente. Y todo eso con la autoridad y permiso [del presidente Bush]" y la rati?cación de ambas cámaras en el Congreso".
¿De verdad creen los israelíes y los estadounidenses que los palestinos no leen los periódicos israelíes, o que al ver lo que está pasando en Cisjordania bajo sus narices no se dieron cuenta de los planes de Sharon -incluso si la mayoría de los jefes de Estado aclamaban de manera imprudente a Sharon como un De Gaulle judío? Irónicamente, Weissglas ha rechazado ?rmemente esa comparación, señalando que el objetivo de Sharon era precisamente el opuesto al del presidente francés: De Gaulle quería abandonar Argelia pero Sharon quería asegurar la retención permanente de Cisjordania por parte de Israel. El gobierno de Israel querría que el mundo creyera que Hamas lanzó sus cohetes Qassam sin razón alguna a no ser el hecho de que son genéricos terroristas, y que eso es lo que hacen los terroristas. De hecho, Hamas no es una organización más terrorista de lo que fuera el movimiento sionista durante su lucha por una tierra judía. Durante aquella lucha a ?nales de los años treinta y los años cuarenta, los partidos dentro del movimiento sionista recurrían a actividades terroristas por razones estratégicas.
Según el historiador Benny Morris, fue el Irgun la primera organización que atacó civiles. En Righteous Victims [Víctimas Justi?cadas], Morris escribe que el aumento del terrorismo árabe en 1937 "desencadenó una ola de bombardeos del Irgun contra multitudes y autobuses árabes, introduciendo una nueva dimensión al con?icto". Mientras que en el pasado los árabes habían "disparado contra coches y peatones y, ocasionalmente, lanzado una granada, a menudo matando o hiriendo a algunos transeúntes", ahora "por primera vez, grandes bombas eran colocadas en abarrotados centros árabes, asesinando y mutilando a docenas de personas de manera indiscriminada". Morris señala que "esa ?innovación" pronto ha atraído a imitadores árabes".
Además, Morris documenta las atrocidades cometidas por las FDI durante la Guerra de Independencia de Israel de 1948-1949. "Lo que demuestra la nueva evidencia [facilitada por el ministerio de Defensa israelí] es que Israel cometió muchas más masacres de lo que me había imaginado ["]. Durante los meses de abril-mayo de 1948, unidades de la Haganah recibieron ordenes operacionales que decían explícitamente que tenían que desarraigar a los habitantes, expulsarles y destruir los propios pueblos". Asimismo, Morris documenta la ejecución organizada de civiles palestinos en una serie de ciudades y pueblos palestinos llevada a cabo por las FDI. Al ser preguntado si condenaba la limpieza étnica, Morris contestó que no. "Un Estado judío no hubiera sido posible sin el desarraigo de 700.000 palestinos. Por lo tanto, era necesario desarraigarles. No había más opción que expulsar a la población. Era necesario limpiar el interior, limpiar las áreas fronterizas y limpiar las principales carreteras. Era necesario limpiar los pueblos desde donde se disparaba a nuestros convoys y asentamientos".
En otras palabras, cuando los judíos atacan y matan a civiles inocentes para avanzar en su lucha nacional, son considerados patriotas. Pero cuando sus adversarios lo hacen, son terroristas. Mi buen amigo Akiva Eldar, el reconocido columnista de Ha"aretz, recientemente escribió que Hamas en particular le repugna porque le denegaría, como judío, el derecho a su propia existencia nacional en una parte de Palestina. Pero eso es precisamente lo que varios partidos políticos israelíes, que han sido miembros de prácticamente todos los gobiernos recientes de Israel (incluyendo a Avigdor Lieberman, viceprimer ministro del gobierno de Ehud Olmert), han dicho sobre los palestinos -que no tienen ningún derecho a la existencia nacional en ninguna parte de Palestina.
La trágica historia de este con?icto ilustra que no son sólo "terroristas" quienes recurren a los medios más infames si creen que su objetivo nacional corre peligro. Hamas no es una organización terrorista sino un movimiento religioso nacional que recurre al terrorismo, como lo hizo el movimiento sionista durante su lucha por la construcción de un Estado, en base a la creencia falsa e inmoral de que es la única forma de acabar con una ocupación opresiva y construir un Estado palestino. La ideología de Hamas aboga formalmente a favor de que el Estado sea establecido sobre las ruinas de aquella parte de Palestina que actualmente es el Estado de Israel. Pero esta ideología no determina hoy más las actuales políticas de Hamas, de lo que lo estableciera en su momento la declaración de la carta fundacional de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el comportamiento de Fatah.
Esta no es la conclusión de los apologistas de Hamas, sino la opinión de un halcón israelí tan radical como el antiguo jefe del Mossad israelí y asesor de seguridad nacional de Sharon, Ephraim Halevy. Recientemente escribió en Yedioth Ahronoth, el popular diario israelí, que los líderes de Hamas han cambiado "justo delante de nuestras narices, reconociendo que su objetivo ideológico no es viable y no lo será en el futuro próximo". Por otro lado, Hamas está ahora lista y dispuesta a ver el establecimiento de un Estado palestino en las fronteras provisionales de 1967. Halevy observó que mientras Hamas no nos ha dicho en qué medida serían "provisionales" esas fronteras, "ellos saben que en el momento en que se establezca un Estado palestino con su cooperación, serán obligados a cambiar las reglas del juego: tendrán que adoptar un camino que les lleve lejos de sus objetivos ideológicos originales".
Halevy también ha señalado en un anterior artículo de opinión lo absurdo de vincular a Hamas con al-Qaeda. "A los ojos de al-Qaeda, los miembros de Hamas son considerados herejes debido a su reconocido deseo de participar, incluso de manera indirecta, en procesos de entendimiento o acuerdos con Israel. [Jefe de la O?cina Política de Hamas, Khaled] La declaración de Mashal contradice diametralmente el enfoque de al-Qaeda y proporciona a Israel la oportunidad, quizás histórica, de utilizarlo de forma ventajosa". Halevy pregunta: "¿Estamos demasiado ciegos para ver? ¿Estamos demasiados sordos para escuchar?"
¿Por qué entonces están tan convencidos los líderes de Israel de destruir a Hamas? Porque creen que los líderes de la organización, al contrario que los líderes de Fatah, no pueden ser intimidados hasta el punto de aceptar un acuerdo de paz que establezca entidades territorialmente desconectadas, lo que permitiría que Israel tuviera un control permanente sobre ese nuevo Estado palestino. El control de Cisjordania ha sido el objetivo inquebrantable del ejército, la inteligencia y las élites políticas israelíes desde el día después de la Guerra de los Seis Días. Además, creen que Hamas no permitiría dicha cantonización del territorio palestino, independientemente de cuanto dure la ocupación. Pueden estar equivocados con respecto a Abbas y su anticuada cohorte, pero están completamente en lo cierto con respecto a Hamas.
Los observadores de Oriente Medio especulan sobre las consecuencias del ataque de Israel a Hamas, y si conseguirá destruir o expulsar a la organización de Gaza. Es una cuestión irrelevante. Si el objetivo de Israel sigue siendo retener el control sobre cualquier futura entidad palestina, jamás encontrará un socio que acepte dicho acuerdo, incluso si Israel consigue desmantelar a Hamas. Si la organización islamista es abatida, sólo será cuestión de tiempo hasta que sea reemplazada por una oposición palestina mucho más radical.
Si, como se espera, el ex negociador de paz Dennis Ross es nombrado enviado de Barack Obama para Oriente Medio sin que haya abandonado su opinión de que no se deberían presentar propuestas para un acuerdo de paz justo y sostenible "desde fuera" -y mucho menos presionar a las partes a aceptarlo- sino que hay que dejar que ellos mismos solucionen sus diferencias, entonces el presidente Obama asegurará en el futuro una resistencia palestina mucho más extrema que Hamas y aliada con al-Qaeda. Para Estados Unidos, Europa y la mayoría del resto del mundo, ese es el peor resultado posible.
Quizás algunos israelíes, incluyendo los líderes colonos, crean que es un resultado que servirá sus propósitos, dado que proporcionará al gobierno de Israel un pretexto irrefutable para retener toda Palestina. Ésta es una equivocación que sólo traerá el fi n de Israel como un Estado judío y democrático.
No tengo conocimiento de ningún columnista de los principales periódicos estadounidenses, incluyendo a los del The New York Times, o de ningún locutor o presentador de las principales cadenas de radio o TV cuya cobertura del asalto israelí en Gaza no acepte las alegaciones de Israel de que no tuvo más opción que actuar militarmente para acabar con el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas. Las críticas hacia Israel, si las hay (y no ha habido ninguna por parte de la administración Bush), se han centrado en la cuestión de la proporcionalidad -si la carnicería de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) es proporcional a la amenaza que intentaban combatir y si Israel estaba tomando las medidas adecuadas para prevenir las bajas civiles colaterales.
El establecimiento de la paz en Oriente Medio se ha visto hundido en eufemismos engañosos, así que permítanme a?rmar sin rodeos que cada una de esas alegaciones es falsa. Ha sido Israel, y no Hamas, quien ha violado los términos de la tregua que obligó a la organización islamista a cesar el lanzamiento de cohetes hacia Israel y al Estado judío a a?ojar la cuerda sobre Gaza. De hecho, Israel no solo no ha a?ojado el estrangulamiento de Gaza sino que lo ha empeorado. Eso ha sido con?rmado tanto por todos los observadores internacionales y organizaciones no gubernamentales (ONG) neutrales en el terreno como también por el General de Brigada (Reserva) Shmuel Zakai, ex comandante de la División de Gaza de las FDI, a quien supuestamente no se le conoce por insultar a los judíos o profesar el auto odio hacia su pueblo. En una entrevista a Ha"aretz el 22 de diciembre de 2008, el General Zakai acusó al gobierno de Israel de "haber cometido un error clave durante el tahadiyeh, el período de seis meses de tregua relativa" al no haber conseguido "aprovechar la tranquilidad para mejorar, en vez de empeorar considerablemente la difícil situación económica de los palestinos de la Franja".
"Cuando estableces un tahadiyeh, y la presión económica en la Franja continua," comentó el General Zakai, "es obvio que Hamas intentará conseguir un tahadiyeh mejor, y su manera de conseguirlo es reanudando el fuego lanzando Qassam ["] No puedes simplemente dar golpes, dejar a los palestinos en Gaza en la angustia económica en la que se encuentran, y esperar que Hamas se quede cruzado de brazos sin actuar".
El alto el fuego obligó a ambas partes a abstenerse de llevar a cabo acciones violentas uno en contra del otro. Hamas tenía que cesar su lanzamiento de cohetes y prevenir que otros grupos extremistas, como la Yihad Islámica, lo hicieran -una obligación que incluso las agencias de inteligencia israelíes reconocieron que se había ejecutado con una e?cacia sorprendente- e Israel tenía que cesar sus asesinatos selectivos e incursiones militares. Israel violó esos términos de manera ?agrante cuando asesinó a seis miembros de Hamas y destruyó un túnel el pasado 4 de noviembre. La organización islámica respondió a esa incursión en el territorio de Gaza y al asesinato de su pueblo con una oleada de cohetes Qassam y misiles Grad. A pesar de esa violación, Hamas ofreció prorrogar la tregua, pero sólo si Israel cesaba su bloqueo, una condición que Israel rechazó.
Israel podría haber conseguido acabar con el lanzamiento de cohetes Qassam si hubiera accedido a a?ojar el bloqueo de Gaza. Dado que es algo que ni siquiera intentó, no se puede ni siquiera decir que Israel optara por un enfoque militar con el ?n de proteger a sus ciudadanos de los cohetes. Sino que lo hizo para proteger su derecho de continuar estrangulando a la población de Gaza, incluso si ello inevitablemente suponía la probable incineración de los niños de la Franja, sus padres y madres, quienes ahora constituyen más de un tercio de las víctimas de las FDI.
Aquéllos que intentan justi?car el brutal asalto de Israel en Gaza citan incesablemente el comentario del presidente electo, Barack Obama, en su visita a Sderot durante su campaña presidencial. Entonces dijo que: "Si alguien estuviera lanzando cohetes hacia mi casa donde duermen mis dos niñas, haría todo lo posible para pararlo, y esperaría que Israel hiciera lo mismo". Pero nadie en Israel le preguntó a Obama qué hubiera hecho si sus dos niñas vivieran en Gaza, y no en Sderot, expuestas a la desnutrición y al borde de la inanición, que está aumentando de forma dramática la morbilidad de todos los niños de Gaza, privados de los derechos humanos más básicos y condenados a un encarcelamiento y aislamiento eternos. Me imagino que a los líderes israelíes no les hubiera gustado su respuesta.
Es, por lo menos, desconcertante ver lo poco que ha tardado todo el mundo en olvidar que Hamas declaró el ?n de los ataques suicidas y el lanzamiento de cohetes -lo que se observó en gran medida durante bastante más de un año- cuando decidió unirse al proceso político palestino y participar en las elecciones democráticas al parlamento de la Autoridad Palestina. El presidente Bush elogió públicamente aquella decisión y la citó como un gran ejemplo del éxito de su campaña democrática en Oriente Medio. (No tenía ningún otro éxito que resaltar). Cuando, en contra de todas las expectativas, Hamas ganó las elecciones, Israel y Estados Unidos inmediatamente intentaron deslegitimizar los resultados. Mahmoud Abbas, el jefe de Fatah derrotado en las elecciones, quien hasta aquel momento había sido públicamente humillado por los líderes israelíes como una "gallina desplumada" y descartado como un socio de paz aceptable, fue acogido por el primer ministro Olmert y Washington, y sus fuerzas de seguridad fueron armadas y entrenadas con el ?n de prepararlas para derrocar a Hamas. Mohammed Dahlan, el asesor de seguridad de Abbas y líder militar de Gaza, le fue asignada la tarea de organizar el golpe de Estado. Cuando Hamas se adelantó a ese violento intento de revocar los resultados de las primeras elecciones honestas y democráticas en el Oriente Medio moderno, Israel impuso su bloqueo de Gaza con la bendición de Estados Unidos.
Para asegurarse, Hamas fue reprochablemente violento al acabar con el intento de insurrección de Dahlan, pero nada comparable con la brutalidad que hubieran ejercido Dahlan y sus hombres sobre los partidarios de la organización islamista si hubieran tenido éxito.
Los israelíes intentan refutar estos indiscutibles hechos históricos manteniendo que, al retirar los asentamientos israelíes de Gaza en 2005, Sharon dio a Hamas la oportunidad de emprender el camino hacia la construcción de un Estado. En vez de iniciar el proceso de construcción de la nación y usar esa oportunidad para avanzar hacia un acuerdo de paz más amplio con Israel, Hamas transformó Gaza en una lanzadera para sus misiles en contra de la población civil israelí.
La acusación es una doble mentira. En primer lugar, cualquiera que esté remotamente familiarizado con la situación en Gaza es consciente de que a pesar de todos sus fracasos, Hamas estableció un nivel de ley y orden en la Franja sin precedentes en su historia reciente, y además lo hizo en las más difíciles de las circunstancias, sin los grandes ?ujos de ayuda y ?nanciación que recibía la Autoridad Palestina liderada por Fatah. Hamas eliminó las bandas violentas y los "caudillos" que habían aterrorizado Gaza durante el control de Fatah sobre el área. A pesar de todas las pasiones islámicas de Hamas, existe una in?nitamente mayor libertad individual para los musulmanes no practicantes, cristianos y otras minorías religiosas ahora en Gaza bajo Hamas que en Arabia Saudí, por ejemplo, o bajo algunos otros regimenes árabes.
La mentira aún mayor es que la retirada de los asentamientos de Gaza por parte del primer ministro Ariel Sharon fuera un preludio de futuras retiradas y de un acuerdo de paz. El jefe de gabinete y asesor senior de Sharon, Dov Weissglas, quien también actuó como negociador jefe de este primer ministro con Estados Unidos, notoriamente describió la retirada de Gaza de la siguiente manera:
"Lo que efectivamente acordé con los estadounidenses fue que parte de los asentamientos [los principales bloques de asentamientos en Cisjordania] no se tratarían para nada, y que el resto no se abordaría hasta que los palestinos se convirtiesen en ?nlandeses" El signi?cado [de nuestro acuerdo con Estados Unidos] es el congelamiento del proceso político. Y cuando congelas ese proceso, evitas el establecimiento de un Estado palestino y evitas una discusión sobre los refugiados, las fronteras y Jerusalén. En efecto, este paquete completo que se llama Estado palestino, con todo lo que implica, ha sido removido de nuestra agenda inde?nidamente. Y todo eso con la autoridad y permiso [del presidente Bush]" y la rati?cación de ambas cámaras en el Congreso".
¿De verdad creen los israelíes y los estadounidenses que los palestinos no leen los periódicos israelíes, o que al ver lo que está pasando en Cisjordania bajo sus narices no se dieron cuenta de los planes de Sharon -incluso si la mayoría de los jefes de Estado aclamaban de manera imprudente a Sharon como un De Gaulle judío? Irónicamente, Weissglas ha rechazado ?rmemente esa comparación, señalando que el objetivo de Sharon era precisamente el opuesto al del presidente francés: De Gaulle quería abandonar Argelia pero Sharon quería asegurar la retención permanente de Cisjordania por parte de Israel. El gobierno de Israel querría que el mundo creyera que Hamas lanzó sus cohetes Qassam sin razón alguna a no ser el hecho de que son genéricos terroristas, y que eso es lo que hacen los terroristas. De hecho, Hamas no es una organización más terrorista de lo que fuera el movimiento sionista durante su lucha por una tierra judía. Durante aquella lucha a ?nales de los años treinta y los años cuarenta, los partidos dentro del movimiento sionista recurrían a actividades terroristas por razones estratégicas.
Según el historiador Benny Morris, fue el Irgun la primera organización que atacó civiles. En Righteous Victims [Víctimas Justi?cadas], Morris escribe que el aumento del terrorismo árabe en 1937 "desencadenó una ola de bombardeos del Irgun contra multitudes y autobuses árabes, introduciendo una nueva dimensión al con?icto". Mientras que en el pasado los árabes habían "disparado contra coches y peatones y, ocasionalmente, lanzado una granada, a menudo matando o hiriendo a algunos transeúntes", ahora "por primera vez, grandes bombas eran colocadas en abarrotados centros árabes, asesinando y mutilando a docenas de personas de manera indiscriminada". Morris señala que "esa ?innovación" pronto ha atraído a imitadores árabes".
Además, Morris documenta las atrocidades cometidas por las FDI durante la Guerra de Independencia de Israel de 1948-1949. "Lo que demuestra la nueva evidencia [facilitada por el ministerio de Defensa israelí] es que Israel cometió muchas más masacres de lo que me había imaginado ["]. Durante los meses de abril-mayo de 1948, unidades de la Haganah recibieron ordenes operacionales que decían explícitamente que tenían que desarraigar a los habitantes, expulsarles y destruir los propios pueblos". Asimismo, Morris documenta la ejecución organizada de civiles palestinos en una serie de ciudades y pueblos palestinos llevada a cabo por las FDI. Al ser preguntado si condenaba la limpieza étnica, Morris contestó que no. "Un Estado judío no hubiera sido posible sin el desarraigo de 700.000 palestinos. Por lo tanto, era necesario desarraigarles. No había más opción que expulsar a la población. Era necesario limpiar el interior, limpiar las áreas fronterizas y limpiar las principales carreteras. Era necesario limpiar los pueblos desde donde se disparaba a nuestros convoys y asentamientos".
En otras palabras, cuando los judíos atacan y matan a civiles inocentes para avanzar en su lucha nacional, son considerados patriotas. Pero cuando sus adversarios lo hacen, son terroristas. Mi buen amigo Akiva Eldar, el reconocido columnista de Ha"aretz, recientemente escribió que Hamas en particular le repugna porque le denegaría, como judío, el derecho a su propia existencia nacional en una parte de Palestina. Pero eso es precisamente lo que varios partidos políticos israelíes, que han sido miembros de prácticamente todos los gobiernos recientes de Israel (incluyendo a Avigdor Lieberman, viceprimer ministro del gobierno de Ehud Olmert), han dicho sobre los palestinos -que no tienen ningún derecho a la existencia nacional en ninguna parte de Palestina.
La trágica historia de este con?icto ilustra que no son sólo "terroristas" quienes recurren a los medios más infames si creen que su objetivo nacional corre peligro. Hamas no es una organización terrorista sino un movimiento religioso nacional que recurre al terrorismo, como lo hizo el movimiento sionista durante su lucha por la construcción de un Estado, en base a la creencia falsa e inmoral de que es la única forma de acabar con una ocupación opresiva y construir un Estado palestino. La ideología de Hamas aboga formalmente a favor de que el Estado sea establecido sobre las ruinas de aquella parte de Palestina que actualmente es el Estado de Israel. Pero esta ideología no determina hoy más las actuales políticas de Hamas, de lo que lo estableciera en su momento la declaración de la carta fundacional de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el comportamiento de Fatah.
Esta no es la conclusión de los apologistas de Hamas, sino la opinión de un halcón israelí tan radical como el antiguo jefe del Mossad israelí y asesor de seguridad nacional de Sharon, Ephraim Halevy. Recientemente escribió en Yedioth Ahronoth, el popular diario israelí, que los líderes de Hamas han cambiado "justo delante de nuestras narices, reconociendo que su objetivo ideológico no es viable y no lo será en el futuro próximo". Por otro lado, Hamas está ahora lista y dispuesta a ver el establecimiento de un Estado palestino en las fronteras provisionales de 1967. Halevy observó que mientras Hamas no nos ha dicho en qué medida serían "provisionales" esas fronteras, "ellos saben que en el momento en que se establezca un Estado palestino con su cooperación, serán obligados a cambiar las reglas del juego: tendrán que adoptar un camino que les lleve lejos de sus objetivos ideológicos originales".
Halevy también ha señalado en un anterior artículo de opinión lo absurdo de vincular a Hamas con al-Qaeda. "A los ojos de al-Qaeda, los miembros de Hamas son considerados herejes debido a su reconocido deseo de participar, incluso de manera indirecta, en procesos de entendimiento o acuerdos con Israel. [Jefe de la O?cina Política de Hamas, Khaled] La declaración de Mashal contradice diametralmente el enfoque de al-Qaeda y proporciona a Israel la oportunidad, quizás histórica, de utilizarlo de forma ventajosa". Halevy pregunta: "¿Estamos demasiado ciegos para ver? ¿Estamos demasiados sordos para escuchar?"
¿Por qué entonces están tan convencidos los líderes de Israel de destruir a Hamas? Porque creen que los líderes de la organización, al contrario que los líderes de Fatah, no pueden ser intimidados hasta el punto de aceptar un acuerdo de paz que establezca entidades territorialmente desconectadas, lo que permitiría que Israel tuviera un control permanente sobre ese nuevo Estado palestino. El control de Cisjordania ha sido el objetivo inquebrantable del ejército, la inteligencia y las élites políticas israelíes desde el día después de la Guerra de los Seis Días. Además, creen que Hamas no permitiría dicha cantonización del territorio palestino, independientemente de cuanto dure la ocupación. Pueden estar equivocados con respecto a Abbas y su anticuada cohorte, pero están completamente en lo cierto con respecto a Hamas.
Los observadores de Oriente Medio especulan sobre las consecuencias del ataque de Israel a Hamas, y si conseguirá destruir o expulsar a la organización de Gaza. Es una cuestión irrelevante. Si el objetivo de Israel sigue siendo retener el control sobre cualquier futura entidad palestina, jamás encontrará un socio que acepte dicho acuerdo, incluso si Israel consigue desmantelar a Hamas. Si la organización islamista es abatida, sólo será cuestión de tiempo hasta que sea reemplazada por una oposición palestina mucho más radical.
Si, como se espera, el ex negociador de paz Dennis Ross es nombrado enviado de Barack Obama para Oriente Medio sin que haya abandonado su opinión de que no se deberían presentar propuestas para un acuerdo de paz justo y sostenible "desde fuera" -y mucho menos presionar a las partes a aceptarlo- sino que hay que dejar que ellos mismos solucionen sus diferencias, entonces el presidente Obama asegurará en el futuro una resistencia palestina mucho más extrema que Hamas y aliada con al-Qaeda. Para Estados Unidos, Europa y la mayoría del resto del mundo, ese es el peor resultado posible.
Quizás algunos israelíes, incluyendo los líderes colonos, crean que es un resultado que servirá sus propósitos, dado que proporcionará al gobierno de Israel un pretexto irrefutable para retener toda Palestina. Ésta es una equivocación que sólo traerá el fi n de Israel como un Estado judío y democrático.
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