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Memoria histórica y Derechos Humanos en España: balance de situación

Temática: Derechos Humanos /DESC.
Autoría: Fouce Fernández, José Guillermo
Año de Publicación: 2010
"Y habrá que contar, desenterrar, emparejar, sacar al hueso al airé puro de vivir, pendiente abrazo, despedida, beso, flor, en el lugar preciso de la cicatriz:... pero no son a simple vista solo huesos, amoratados huesos, en el calcio del hueso hay una historia; acaudillada historia, desmemoriada historia; el horror no solventado".
(Pedro Guerra, 2004, Huesos).

1* I. Contextualización histórica

En julio de 1936 una parte del ejército español, con Franco a la cabeza, fuertemente apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista de Hitler y Mussolini se levanta en armas contra el gobierno republicano legítima y democráticamente establecido en las urnas. Tras fracasar el golpe de Estado se inicia una cruenta guerra civil que es considerada por muchos el preludio de la II Guerra Mundial. Posteriormente, el bando ganador instaura una cruel y despiadada dictadura fascista guiada por el nacional catolicismo. Así, al final de la guerra no llega la paz sino una situación en la que se persigue a los vencidos, instaurando un régimen de terror en el que se persigue la desaparición física y social de los considerados enemigos, incluyendo ejecuciones y desapariciones durante los 40 largos años de cruenta dictadura franquista. A la muerte del dictador se reinstaura la monarquía, y en un proceso de transición señalado como modélico, se constituye la democracia. En este proceso se pacta el olvido, culminado o expresado de manera máxima en la conocida como Ley de Amnistía de 1977. En la guerra incivil española se cometieron, sin duda, como en toda guerra civil, atrocidades en los dos bandos pero hubo también diferencias cuantitativas y cualitativas entre la violencia inicial revolucionaria, que emerge al derrumbarse las instituciones que trataran en todo momento de frenar esta violencia, como puede demostrarse, y la planificada, pensada, permanente, constante y estructurada violencia sistemática que se desarrolla desde el primer momento por los militares golpistas. Franco actuó en este, como en otros sentidos, de manera fría y concienzuda como se señala, entre otras fuentes, en sus propias palabras y las de otros generales rebeldes[1]. Se trataba de buscar la ruptura de la identidad, el establecimiento de un sistema de terror global que rompiese la resistencia individual y colectiva[2]. Una nueva sociedad que extirpase de raíz las semillas que germinó y cultivó la república como la educación pública, laica, mixta y gratuita, la expansión de la cultura y la lucha contra el analfabetismo en las misiones pedagógicas, la igualdad hombre-mujer con el voto femenino como estandarte o la reforma agraria. Otro ejemplo de lo señalado es cómo el ejército franquista, con Mola y Franco a la cabeza, retrasa su triunfo militar para poder ejecutar una auténtica y planificada campaña de limpieza étnica[3] de la España que iban ocupando, hasta el punto de enfadar a sus aliados fascistas que querían una guerra rápida como ensayo de lo que posteriormente desarrollarían en Europa (Preston, 1994). Una limpieza étnica, basado en la Raza, como la novela y película que Franco quiso dejar, recordémoslo, como su legado biográfico y en la que el dictador se consideraba el "cirujano de hierro" que el país necesitaba y que se identificaba con los afanes del revanchismo militarista que pretendía cobrar las afrentas infligidas al ejército español por los políticos en 1898. Franco exalta la raza en una clara coincidencia con el sentimiento racista que acompañó al movimiento ideológico en el que cabe, sin lugar a dudas, enmarcar el franquismo: el nazismo y el fascismo. Su raza es una estirpe histórica, vinculada al origen de la España castellana. En la primera página, de "Raza" leemos esta especie de prólogo: "Vais a vivir escenas de la vida de una generación; episodios inéditos de La Cruzada española, presididos por la nobleza y espiritualidad características de nuestra raza". Raza pura que no es otra que la que extirpa el mal del marxismo, la enfermedad del marxismo de la sociedad española como bien se encargaba de recordar Vallejo Nájera, entre otros. La violencia de los rebeldes franquistas se basó en decisiones fríamente tomadas. A partir de un poder totalitario altamente concentrado sin cuya autorización no se podía hacer nada se reprimió en todos los sitios conquistados resistiesen o no (por ejemplo, en provincias que desde el principio cayeron en manos de los mal llamados nacionales se desarrollaron cruentos procesos de depuración con muchos desaparecidos: véanse los casos de, por ejemplo, las Islas canarias o Galicia entre otros muchos), se dio licencia para matar indiscriminadamente, incluso se ordenó el asesinato y la limpieza. El espíritu del golpe consistía en que no valía con ganar la guerra, había que dar ejemplo, dejar marca y convertir en irreversible la situación. Se aplicó la táctica de aniquilar a aproximadamente un 1% de la población conquistada según los usos de las campañas militares desarrolladas anteriormente por el ejército español en África (Armengou y Belis, 2005). Se aplicó también la violación sistemática de las mujeres republicanas y el cambio de nombre y familia de los niños que nacían en los presidios republicanos legalizando esta situación jurídicamente (Armengou, 2005). En el otro bando, y como reconocen diversos historiadores (por ejemplo Preston, 1994; Santos Julia, 1990), una de las razones que llevaron a que la guerra la perdiese el legítimo gobierno republicano fue la falta de organización interna, la división entre facciones internas que llevó incluso a la depuración física de algunos adversarios internos enfrentados entre sí (reformistas democráticos, reaccionarios autoritarios, anarquistas, social-comunistas, republicanos). Se choca entre dos visiones: los que intentan desarrollar una profunda revolución en paralelo a la guerra y los que pretenden aparcar la revolución para centrarse en ganar la guerra mientras se produce la imposibilidad del gobierno republicano para ejercer el control. Situaciones estas que marcaron también el tipo de violencia represiva ejercido en zona republicana. La violencia de los republicanos se produce por la desaparición del Estado, por el hundimiento de las normas, por la revolución interna paralela al desarrollo de la guerra. Violencia que, además, termina en un tiempo relativamente breve y que las autoridades republicanas tratan en todo momento de detener y atajar. En España y pese a la magnitud de los crímenes cometidos[4] ?unos 100.000 desaparecidos o ejecutados políticos en la guerra, otros 50.000 en la posguerra, 30.000 aún sin identificar, de 700.000 a un millón de exiliados, 10% de la población activa en prisión sometida a trabajos forzados para acometer obras faraónicas[5] ,etc.? es muy reciente el movimiento que aboga por la recuperación de la memoria pese a que ya pasaron más de 30 años desde el fin del franquismo. Pero, si bien al recordar la guerra todos tienen algo que perder porque en mayor o menor medida se cometieron actos colectivos deplorables de violencia injustificada en ambos bandos (Santos Julia, 2006), al hablar de la dictadura la simetría se descompensa porque ya no todos tienen algo que perder, ni puede hacerse un reparto de culpas o de una surrealista igualación de bandos entre los demócratas y los fascistas. Solo cabe, entonces, recurrir a la "historia ficción" para amarrarse a un clavo ardiendo cuando se habla de la terrible venganza represiva que supuso el franquismo. Así, tras la victoria de los golpistas, lejos de establecerse un clima de paz y reconciliación, se instauró un feroz clima de represión, directa e indirecta, durísimo persiguiendo la desaparición del enemigo, de su identidad, de su memoria. De acuerdo con los principios del régimen ya señalados se buscaba la muerte en vida del oponente (Ruiz Vargas, 2006), la purificación eugenésica de la raza hispana en palabras de Vallejo Nájera. Se perseguía, por una parte, la purificación directa en forma de ejecuciones sumarias, desapariciones y fosas colectivas utilizadas como instrumentos de represión, de ejemplificación, como instrumentos para sembrar el terror, instrumentos que pretenden causar el mayor daño posible al enemigo que pretenden exterminar, sin reconocerle la más mínima dignidad ni la más mínima consideración como seres humanos. Por eso, se entierra en fosas comunes, no se informa de donde están los cadáveres, no se inscriben las muertes en los registros civiles y si se permite, tras multitud de trabas, se hace con pocos datos o inscripciones humillantes como "anemia aguda" o "choque con la fuerza pública" (Espinosa, 2006). No se permite la elaboración del duelo, en una suerte de castigo eterno que busca la exterminación de la víctima directa y de sus allegados tratando de causar el mayor destrozo psicológico y social posible a quien no se considera digno, ni persona. Se trata de violar la más mínima dignidad y respeto a las víctimas y sus familiares, se trata de eliminar su identidad social, se trata de imposibilitar el descanso eterno, es "ser enterrado como un perro". "Se le niega un lugar entre los vivos y entre los muertos" (Shari Eppel, 2001), se trata de romper el vínculo con el fallecido impidiendo que se le pueda visitar o recordar al estar ilocalizable, es el intento de aniquilación de la identidad individual y social. También se práctica la eugénesis en forma de segregación y represión total a la que el régimen de Franco sometió en España a miles de españoles tras la guerra civil colocando a los familiares de las víctimas en una situación de sufrimiento extremo en silencio, sin apoyos, bloqueando las posibilidades de elaborar las múltiples y dolorosas pérdidas. Se trata de que vivan en situación de "muertos en vida" sometidos a complejos de culpa, privaciones y señalamientos sociales negativos, sus pertenencias fueron expoliadas, sus trabajos retirados, los niños y familiares fueron marcados como "hijos de rojos" y sometidos a escarnio y persecuciones públicas. En muchos casos se debía convivir con los verdugos que vivían junto a ellos y que se jactaban en público de la muerte de sus familiares. Muchos tuvieron que exiliarse internamente abandonándolo todo y sumando a la derrota, y la humillación y represión posterior, nuevas pérdidas de referentes y recursos. Cuando en tantas historias de vida y sufrimiento uno vislumbra y constata, no solo situaciones ya de por sí crueles como los fusilamientos o enterramientos en fosas comunes, sino ensañamientos brutales como obligar a una madre a cavar la fosa para sus hijos y marido y luego ejecutarla a ella misma a pie de fosa, "pasear" por todo el pueblo y sometido a múltiples vejaciones al que luego será asesinado, llevar a los niños del colegio a la fosa para ver como terminan "las hordas rojas", cortar el pelo al cero o dar aceite de ricino cuando no amenazar con pegar un tiro a aquel familiar que manifieste dolor por la persona perdida, torturar a las víctimas, seccionarles parte de su anatomía en forma de botín demostrativo de la muerte, violar a las mujeres a bayoneta calada para después matarlas, separar a los hijos recién nacidos de sus madres lactantes, etc. Uno puede preguntarse, con frecuencia desde la ingenuidad, ¿cómo es capaz el ser humano de desarrollar tantas crueldades? Lo mismo sólo es posible, cuando hablamos de crímenes masivos guiados por regímenes fascistas, entre otras razones, cuando consideramos a la víctima un infra hombre de categoría diferente a nosotros mismos, cuando le consideramos un "perro", una "alimaña" que no tiene la misma categoría de hombre que tiene uno mismo, también cuando consideramos que hay una misión más importante, más elevada que explica nuestra tarea suprema, por ejemplo, si lo hacemos por Dios, como santa Cruzada, para salvar a la Patria, como mal necesario para lograr objetivos mayores. Pues bien, en el caso concreto español puede señalarse a la Iglesia y la psiquiatría-psicología como dos elementos fundamentales en el establecimiento de marcos justificadores para el desarrollo de la violencia. Hoy disponemos de datos suficientes tanto desde la literatura especializada, como desde análisis transnacionales o desde la fuerza de los datos empíricos como para afirmar que en España, como en otras partes del mundo donde se establecieron sistemas dictatoriales represivos, se desarrolló un complejo engranaje de violencia política que partía de considerar a la víctima como un infra-humano, alguien que no debía ser considerado como cualquier otra persona, con el que no es posible establecer lazos de empatía y que no merece ser tratado, por tanto y en conclusión, como un ser humano. Si uno se pregunta ahora por algunos de los elementos legitimadores en el desarrollo de este genocidio en toda regla al amparo del terror totalitario franquista encuentra, entre estos elementos, la iglesia y la psiquiatría. Psiquiatras como López Ibor[6] o Antonio Vallejo Nájera dotaron al régimen franquista de las justificaciones pseudo científicas necesarias para exterminar al enemigo inferior republicano, marxista o democrático que no puede ser considerado persona y debe ser eugenésicamente exterminado para el buen funcionamiento de la raza española, aunque esta eugenésis debe, por motivos cristianos, desarrollarse, en algunos casos, como segregación si es posible[7]. El doctor Vallejo Nájera aprendió y copió muchas de sus aportaciones legitimadoras de la represión de la Gestapo alemana. Se trataba de demostrar la condición infrahumana y degenerada del enemigo republicano, de los marxistas y de la democracia, como el mismo Vallejo enuncia al presentar sus trabajos de investigación en el centro de investigaciones psicológicas que el mismo creó bajo autorización expresa y directa de Franco. Se trataba de descubrir la ubicación del gen rojo culpable de la enfermedad del marxismo. Se trataba de, como desarrolla en su libro Eugenesis de la hispanidad y regeneración de la raza, desarrollar una política racial que purificase el "fenotipo hispano" en proceso degenerativo desde conversión fingida de los judíos en el siglo XIV. Vallejo, a través de sus estudios en el Psiquismo del fanatismo marxista y Eugenesis de la raza hispana trata de demostrar bajo un paraguas pseudo científico la condición infrahumana y degenerada del enemigo republicano, de los marxistas y de la democracia[8]. El marxismo es una enfermedad (doble y peor si además hablamos de mujeres u homosexuales) que hay que curar, y la curación es la segregación y, a veces, el exterminio. Podemos demostrar "la proporción al fanatismo marxista de los inferiores mentales y deficientes culturales incapaces de ideales espirituales y la proporción de psicópatas antisociales marxistas". "Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadosa débase a los frenos que obran sobre ella; pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones fregatrices de las impulsiones instintivas, entonces despertase en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas" suele observarse que las mujeres lanzadas a la política no lo hacen arrastradas por sus ideas, sino pos sus sentimientos, que alcanzan proporciones inmoderadas o incluso patológicas debido a la irritabilidad propia de la personalidad femenina" (Vallejo y Martínez, 1939, pp.398- 399). "Tiene la democracia el inconveniente de que halaga las bajas pasiones y concede iguales derechos al loco, al imbécil y al degenerado. El sufragio universal ha desmoralizado a las masas, y como en estas han de predominar necesariamente la deficiencia mental y la psicopatía, al dar igual valor al voto de los selectos que al de los indeseables, predominarán los últimos en los puestos directivos, en perjuicio de la raza". "Nuestras esperanzas de justicia no quedarán defraudadas, ni tampoco impunes los crímenes perpetrados, lo mismo los morales que los materiales. Inductores y asesinos sufrirán las penas merecidas, la de la muerte la más llevadera. Unos padecerán emigración perpetua, lejos de la madre patria, a la que no supieron amar, a la que quisieron vender, a la que no pueden olvidar, porque también los hijos descastados añoran el calor materno. Otros perderán la libertad, gemirán durante años en prisiones, purgando sus delitos, en trabajos forzados, para ganarse el pan, y legarán a sus hijos un nombre infame: los que traicionan a la patria no pueden legar a la descendencia apellidos honrados. Otros sufrirán el menosprecio social, aunque la justicia social no les perdonará, y experimentarán el horror de las gentes, que verán sus manos teñidas de sangre". Estas ideas sirvieron para fundamentar gran parte de las políticas represivas del régimen, como la eugenesia madres-hijos en la política penitenciaria. Así, las madres lactantes solo podían estar una hora con sus hijos recién nacidos. Estas ideas sirvieron para justificar también los asesinatos, los expolios, los campos de concentración "patrióticos" y curativo-rehabilitadores, los trabajos forzados, todo el sistema de durísima represión. También la Iglesia participó en estas justificaciones santificando la cruzada de sangre y venganza[9], participando, cuando no dando cobertura, en los asesinatos y expolios y participando, así mismo, de la recuperación de la memoria solo de los propios mediante la santificación de los mártires de la cruzada como se puede leer en muchas iglesias españolas.
NOTAS:
  1. ®El 27 de julio del 36 Franco declaró: "salvaré a España del marxismo, cueste lo que cueste. No dudaré en matar a media España si es necesario para pacificarla". Allen: "¿Cuánto tiempo va a continuar la masacre, ya que el golpe ha fracasado?". Franco: "Yo continuaré avanzando sobre Madrid hasta que mis tropas hayan pacificado el país." Allen: "¿Significa eso que tendrá usted que fusilar a media España?", Franco le contestó, sonriendo: "Escúcheme bien. Le repito que cueste lo que cueste." (27 de julio de 1936, el periodista norteamericano Jay Allen entrevista a Franco en Tetuán). Mola, julio del 36: "Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo...Hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensan como nosotros". Queipo de Llano: "Yo autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción entre vosotros; que si lo hiciereis así, quedareis exentos de toda responsabilidad... nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos".
  2. ®"Hay que sembrar el terror ["], hay que dar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensan como nosotros" (General Mola, 19 de julio de 1936).
  3. ®Étnica en el sentido de preservar la raza que sostenía y defendía el régimen aunque en realidad, la raza a preservar se identificaba en realidad por la ideología y la limpieza y exterminio lo fue de los republicanos y gentes de izquierda. Recordemos el título de uno de los libros de NAJERA, Vallejo, Eugénesis de la raza Hispana o la película biográfica de Franco y su contenido "Raza".
  4. ®Las cifras son controvertidas, entre otras cosas por la no accesibilidad de muchos archivos y porque muchas provincias no han sido estudiadas en su totalidad y algunas tampoco parcialmente. Estas cifras son las más aceptadas por historiadores como Casanova, J. Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Critica, Barcelona (2005), Tussel "Los muertos de Franco" en El País, 23-12-1997 y La dictadura de Franco, Alianza Editorial, 1998 o Santos Julia, S. Víctimas de la Guerra Civil. Madrid, Temas de Hoy, 1999, pág. 13. (1999). También hay que señalar, sin duda, los muertos a manos de los republicanos, unos 50.000 según Reig, R. Ideología e historia, sobre la represión franquista y la guerra civil, Akal, Madrid, 1999 o los cerca de 8.000 religiosos asesinados (Casanova, J. La Iglesia de Franco, Temas de Hoy, Historia, Madrid, 1999) muertos recordados por la Iglesia a través de canonizaciones. Algunos de ellos asesinados por el bando nacional (religiosos vascos principalmente).
  5. ®Los encarcelados eran útiles económica y propagandísticamente. La represión cedió su furor vengativo para crecer como negocio y abrir los brazos a la corrupción liberando al Estado de la carga de mantener a los presos y generando ingresos. (Rodrigo, J. (2003), Los campos de concentración franquistas. Entre la historia y la memoria, Madrid, Siete Mares, 2003; Serrano, R. y Serrano, D.,Toda España era una cárcel, Ed. Aguilar, 2002) lo que llevó a muchas empresas a enriquecerse mediante el uso de esta mano de obra esclava.
  6. ®Para López Ibor, por ejemplo, bastaba la sola reserva espiritual de los españoles auténticos, los del bando nacional, para que se evitaran trastornos psicopatológicos entre los militares y población del bando nacional.
  7. ®"La civilización moderna no admite tan crueles postulados en el orden material, pero en el moral no se arredra en llevar a la práctica medidas incruentas que coloquen a los tarados biológicos en condiciones que imposibiliten su reproducción y transmisión a la progenie de las taras que los afectan, El medio más sencillo y fácil de segregación consiste en internar en penales, asilos y colonias a los tarados, con separación de sexos" (Eugenesis de la raza hispana).
  8. ®"El enemigo republicano era realmente tan poco respetable como había imaginado, un ser sin ningún sentido moral y embrutecido histórico y universal que le priva de toda humanidad" (cfr. Bandres y Llavona).
  9. ®Véase la carta colectiva de apoyo de los obispos (salvo 3 de ellos) a la guerra en julio del 37 señalando el carácter religioso (cruzada) de la guerra y defendiendo el derecho de rebelión y sublevación. Así como las posteriores bendiciones a procesos de ejecución sumaria. "Los más culpables e impíos ya han dado cuenta de sus actos; ya están purgando sus culpas de haber infiltrado en el pueblo el veneno del marxismo, alejándole de Dios....hay que limpiar más a fondo y hasta el fondo toda la podredumbre que Rusia ha introducido en este pueblo, sobran unos cuantos que pronto tendrán que rendir cuentas" (declaraciones sacerdote Rota, cfr. Armengou, M. Y Belis, R. Las fosas del... op cit. p.59).

2* II. Situación actual con respecto a los derechos humanos en España

Con frecuencia España se presenta a sí misma en los foros internacionales y en los libros de texto como un modelo a seguir en la resolución que abordó para salir de la larga y cruel dictadura del franquismo en un modelo de transición política relativamente pacífico (discutible si revisamos las poco conocidas cifras y datos referentes a los asesinatos políticos que se dan en la transición) y tranquilo, que trajo una democracia consolidada. Con frecuencia se presenta este período histórico, además, como un período que cerró heridas y arregló los desajustes del pasado, como el único posible en aquella coyuntura. Con frecuencia se habla, asimismo, de los procesos judiciales llevados en la audiencia nacional, fundamentalmente por el juez Garzón, contra Pinochet o contra responsables de la represión militar Argentina, como paradigmas de la justicia transnacional aplicada y aplicable, de los derechos humanos, principios no aplicables, al parecer, a la situación española según reciente auto de acusación a Garzón o diversas declaraciones de algunos miembros de la clase política de nuestro país. Sin embargo España, como país, mantiene importantes deudas con respecto a sus políticas de memoria en relación a los derechos humanos como constata, entre otras instituciones de prestigio, Amnistía Internacional en sus informes: "la obligación de investigar los crímenes del pasado y garantizar los derechos de las victimas de desaparición forzosa durante la guerra civil y el franquismo" (noviembre 2008) y "España: poner fin al silencio" y "la injusticia: la deuda pendiente con las victimas de la guerra civil y el franquismo" (en línea similar encontramos notas de prensa o manifiestos como "Para pasar página primero hay que leerla" 25-9-2009 o "Amnistía ve inédito que Garzón pueda acabar en el banquillo" 13-2-2010) nombres de los informes que ya son en sí mismos un resumen de la deuda de España para con sus propios derechos humanos. También cabe señalar la poco conocida condena-recomendación del comité de derechos humanos de la ONU con respecto al franquismo, pidiendo la derogación de la Ley de Amnistía de 1977 y la recuperación de los cuerpos de desaparecidos enterrados en fosas comunes instando al Estado Español a desarrollar políticas de la memoria que cumplan con los fundamentos básicos del derecho internacional en esta materia. España se sitúa así, en esta cuestión, como un espacio sumamente paradójico, impulsando procesos de recuperación de la memoria hacia fuera, sin desarrollar y completar su propio proceso. Así, por ejemplo, además del trabajo judicial, el Estado español financió o está financiando procesos de exhumaciones o comisiones de la verdad en Guatemala o El Salvador, por ejemplo, sin hacerlo o haciéndolo muy escasamente en nuestro país pese a existir un ingente y aun desconocido conjunto de fosas comunes. Por último, y como ejemplo último de esta situación paradójica y anómala, en estos momentos el juez Garzón se encuentra procesado por haber querido abrir un proceso judicial con respecto al franquismo y sus desaparecidos, y lo es, como señala el escrito de acusación, en función de la Ley de Amnistía de 1977, ley no derogada y que no tiene nada que envidiar a la ley de punto final argentina, por ejemplo, pese a que los máximos representantes del gobierno español nieguen estas similitudes. María Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta primera del Gobierno, 14 diciembre 20006: "las normas internacionales a las que se hace referencia constantemente, tanto en el informe de Amnistía como por SS.SS., es lo que se ha venido en llamar la justicia transicional, es decir, un conjunto normativo de carácter internacional que pretende asegurar, por supuesto, el respeto a los derechos humanos, bien en la resolución de los conflictos, bien en los procesos de transición de regímenes que han usado de manera sistemática y arbitraria la violencia a regímenes democráticos, para fortalecer de este modo las bases del nuevo Estado de derecho; a eso se refieren estas normas. Desde ese punto de vista, no hay paralelismo con una situación como la de nuestro país, que ha hecho ejemplarmente y con éxito su transición hace 30 años, una transición que ha merecido el más amplio respeto y reconocimiento internacional y que nos ha permitido gozar del mayor periodo de libertad, prosperidad y democracia de nuestra historia". El juez está siendo, además, procesado a partir de una denuncia presentada por organizaciones ligadas al franquismo como presuntamente prevaricador (dictar o abrir un proceso judicial a sabiendas de que el mismo es imposible o esta injustificado o es injusto). Para analizar como se encuentra esta cuestión, vamos a utilizar los tres ejes clásicos relacionados con los derechos humanos en relación a la situación de los derechos humanos en España: verdad, justicia y reparación.

2.1* 1. Verdad

El franquismo tuvo claro, desde un primer momento, que había que mantener el fuego del recuerdo y aun hoy sus continuadores mantienen esta política de la memoria, algunos de los ejemplos de esta situación son el desarrollo de la denominada causa general, los reiterados homenajes, las reparaciones económicas, etc. O en la actualidad la canonización de victimas de la represión generadas por la Iglesia católica. En cuanto a las víctimas del franquismo no podemos precisar a día de hoy el número exacto porque hay provincias donde no se estudió la represión, en otras solo se poseen estudios parciales y fragmentados, no hay completado, tampoco, un mapa de fosas de los desaparecidos pese a los recientes esfuerzos desarrollados por el gobierno para tratar de cerrar este asunto que se encuentra tan en el punto de partida del conocimiento de lo ocurrido. Asimismo, continúan apareciendo y descubriéndose aspectos hasta el momento desconocidos y ocultados como el referente al robo de niños o el trato sectario y discriminatorio a los enfermos de la polio y se mantienen cerrados archivos clave para el conocimiento de lo ocurrido. Pero quizás, una de las cuestiones más graves en este apartado es la escasa conciencia social de lo ocurrido realmente, predominando impresiones instaladas en los largos años de dictadura y en la transición, como pensar que esta cuestión reabre heridas cerradas o pensar que en la transición se cerraron los elementos que permanecían abiertos, así como pensar que los dos bandos fueron iguales en el ejercicio de la violencia y de la represión. A la cabeza de los mensajes revisionistas encontramos al principal partido de la oposición y a la cúpula de la Iglesia católica. Lo cual vuelve a situar a España en una posición paradójica, compleja y sintomática de alguna de las situaciones que estamos relatando.«Muchos aspectos de la guerra civil, entre ellos el de la represión franquista, son páginas ?blancas" de la historia reciente. Y después de 1975 se han hecho esfuerzos en el sentido de que dichas páginas permanezcan en blanco». Walther Bernecker, "De la diferencia a la indiferencia". Frente a esta situación surge un interesante, poco articulado, pero cada vez más potente, movimiento social que defiende y apuesta por la defensa de los derechos humanos y su aplicación integra a la situación española.

2.2* 2. Justicia

La conocida como ley de la memoria histórica, como paso intermedio en la defensa de la memoria histórica, ley promovida por el gobierno socialista, rechazó, frente a las demandas de los colectivos de memoria histórica, la anulación de los ilegales juicios y sentencias franquistas y estableció un sistema inédito en la literatura conocida ligada a los derechos humanos y su defensa de reparación judicial: la obtención de un reconocimiento individual supuestamente reparador y sin validez jurídica alguna a las víctimas que así lo soliciten.

2.3* 3. Reparación

Si bien cabe entender que la reparación no es una parte del proceso sino el proceso integral en sí, en la parte parcial de las reparaciones económicas es quizás, donde más se avanzó. Sin embargo, si comparamos con las ayudas que desarrolló el franquismo a sus adeptos las comparaciones no resultan tan halagüeñas, pues se hicieron desde reparto de puestos en la administración pública, hasta homenajes, estancos y otras dádivas y parabienes. Sin embargo, en otros elementos clave de la reparación como uno de los básicos: la recuperación e identificación de los cuerpos de desaparecidos fusilados, solo se avanzó parcialmente y gracias al impulso de las asociaciones de memoria histórica. Así, se calcula que hay cerca de 30.000 desaparecidos aproximadamente en la multitud de fosas comunes diseminadas por nuestra geografía. Cabría, sin duda, recuperar como síntesis de lo que ocurre y debería ocurrir unas palabras del obispo Cañizares hablando, eso sí, exclusivamente de sus victimas y el homenaje en forma de beatificación, libro de homenaje y catedral: "mártires constituyen una llamada apremiante a la unidad, a la paz, al reconocimiento y respeto de cada ser humano, al diálogo, a la mano tendida, al perdón y a la reconciliación entre todos". Al tiempo que se señalan estos planteamientos para las propias victimas se defiende para las otras un trato radicalmente diferente: "Ya antes de la transición comenzaron las izquierdas a remover los osarios con una turbia propaganda y desde entonces a hoy no paran ni un momento" (Pío Moa, 2003), son "agitadores de cadáveres que con pretextos humanitarios explotados sin escrúpulos para impulsar cínica campaña política para resucitar los rencores e inculcar en jóvenes visión falsa del pasado"; "Tratan de reabrir los fantasmas totalitarios del pasado que los españoles decidieron enterrar muy hondo hace 25 años", "Están empeñados en hacer un homenaje a no se sabe quien" (Luis de Grandes, portavoz partido popular, 25.11.03). La recuperación de nuestra memoria histórica no es un proceso que el Gobierno esté promoviendo, sino que parte y se abre desde el seno de la propia sociedad, como una realidad que surgió en la década de los ochenta, como una exigencia en la que se planteó la recuperación de la democracia y el conocimiento del pasado. Lo que reconoce entre otros, un político tan bien informado como Alfonso Guerra (El Día de La Palma, 27/01/2007). En conclusión podría decirse que "El caso de España ha sido incluso peor que el olvido, ha habido una tergiversación sistemática de nuestra realidad, negando la naturaleza de aquel terror... aquí ninguna institución conservadora relacionada con la dictadura ha reconocido el error y pedido perdón" (Navarro, 2005). Así que, como gran paradoja, un país como el español implicado en otros procesos de recuperación de la memoria histórica fundamentalmente en Latinoamérica, está en este momento en pleno proceso de elaboración de su propio proceso de recuperación de la memoria[10], en pleno proceso de reconocimiento por parte del Estado de lo acontecido para asumir la responsabilidad que a todo estado se le reclama en la legislación internacional[11]: reparar a las víctimas, exhumar los cadáveres, hacer lo posible para que la represión no se repita. Verdad, justicia y reparación según el modelo clásico de aplicación de los derechos humanos básicos. Si este proceso reciente iniciado por Garzón culmina en su sorprendente encausamiento, tendrán que venir otros; porque España no será democrática del todo mientras no sea capaz de asumir sus miserias junto a sus grandezas, es decir, de asumir su propia verdad y su propia historia. La verdad puede seguir tapándose pero, como decía Rubén Darío, seguirá presente y viva por más que la oculte el cieno. Parafraseando al historiador Julián Casanova, el proceso contra el juez es la última proyección oscura que nos lanza el franquismo.
NOTAS:
  1. ®"No oigo a nadie decir que se olviden del holocausto, que se olviden del tren de la muerte que iba a Auswicht o Mauthausen, que se olviden de Pinochet. Sin embargo, en España hubo que correr un tupido velo, olvidar a todos nuestros familiares, olvidar las penas y las angustias. No se por qué hay que olvidarlo todo y borrón y cuenta nueva. Me parece grotesco querer ser los justicieros del mundo y que aquí no pase nada" (Clarisa, familiar de cuatro desaparecidos, en Armengou, M. y Belis, R. Las fosas del silencio. Barcelona, editorial de Bolsillo, 2005: 24).
  2. ®El Estado español fue requerido por el incumplimiento de sus obligaciones internacionales en esta materia a través de la denuncia desarrollada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica al grupo trabajo desapariciones forzosas de la ONU

3* Bibliografía

  • AGUILAR FERNÁNDEZ, P., (2004), "Guerra civil, franquismo y democracia" en Claves de la Razón Práctica, nº 140. Marzo 2004.
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