Renovando el papel de las ONGD. Hacia la transformación social
Se analizan las causas del insuficiente aprovechamiento del potencial y los recursos de las organizaciones, desde diferentes dimensiones y ámbitos relacionados con sus modelos organizativos, valores y principios, su vinculación con la ciudadanía o la concepción de la rendición de cuentas, entre otros.
Fenómenos como el proceso de mercantilización y tecnificación de lo social o de desmotivación de la participación ciudadana en los asuntos públicos, atañen al “espacio social” en el que se ubican las ONGD, configurando nuevas formas de entender la participación ciudadana con una lógica modernizadora y de conocimiento científico-técnico, en pocas palabras, una “profesionalización” de las organizaciones. Esta profesionalización mal entendida ha favorecido en muchos casos el alejamiento de las bases y la falta de sintonía con los fines que originaron la propia organización.
De esta forma, en muchos casos se han originado intervenciones individuales que han carecido de reflexión conjunta y que por tanto, no han contribuido al desarrollo de la forma prevista. Bajo este análisis, los espacios de reflexión estratégica, de planificación conjunta y de análisis político de las intervenciones se han ido reduciendo, para dar mayor énfasis al cumplimiento de los requisitos de los organismos financiadores –convirtiéndose en la mayoría de los casos en la finalidad del trabajo- olvidando que son éstas sólo herramientas útiles para la ejecución de los propósitos originales, entre ellos, la transformación social y el desarrollo.
La lógica competitiva, la asepsia ideológica –producto de una búsqueda de público más amplio que comprenda lenguajes poco profundos-, la pérdida de la capacidad de movilización, de su relevancia como agentes de desarrollo y de la capacidad para realizar análisis globales a favor de un modelo de desarrollo más justo y equitativo, son algunos de los elementos que explican el proceso de desnaturalización de las organizaciones.
Esta publicación indaga en el reto que supone lograr una participación de calidad, es decir, una participación que salvaguarde la autonomía de las organizaciones sociales y potencie su capacidad de transformación y que al mismo tiempo aporte –desde el análisis crítico- discursos y estrategias capaces de enriquecer la política pública de cooperación para el desarrollo.
Renovando el papel de las ONGD