Ante la crisis financiera, no "refundemos" la pobreza
Las organizaciones que integran la Alianza contra la Pobreza (más de mil ONGD, movimientos sociales, sindicales, religiosos, ecologistas y de sociedad civil en general) consideramos que la reunión del G20 adolece de un gran déficit democrático que la ilegitima para tomar decisiones planetarias, ya que excluye a muchos países que sufren los impactos de la crisis, y carece de representación democrática y ciudadana. Aún así, exigimos a los países que se reunirán el próximo día 15 de Noviembre en la cumbre de Washington que trabajen políticamente para la supresión de todos aquellas estructuras financieras y mecanismos institucionales que han generado un crecimiento económico mundial desigual y precario y han empobrecido a una gran parte de la humanidad en las últimas décadas, esquilmando a su vez el entorno que nos sustenta.
Como venimos denunciando desde hace tiempo, esta situación de crisis acrecienta las dificultades para lograr las metas fijadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, comprometidos por los estados ante Naciones Unidas.
Las reformas que se inicien tras esta reunión deberán modificar las bases del actual sistema financiero internacional y suprimir los mecanismos que han obstaculizado las mejoras sociales y los avances económicos de los países del Sur. Ante todo este nuevo sistema por construir no puede fundamentarse en la impunidad de los movimientos financieros de capitales. Es fundamental si realmente se quiere erradicar la pobreza, fortalecer los derechos humanos, extender la democracia y avanzar hacia la sostenibilidad, que Estados y Organismos Internacionales respeten la plena autonomía de los gobiernos del Sur para establecer sistemas tributarios suficientes y justos que financien los servicios y necesidades públicas demandadas democráticamente por sus poblaciones.
Esta nueva ordenación de las relaciones financieras internacionales debe basarse en la transparencia y prohibir la opacidad como ventaja competitiva de los centros financieros offshore, los llamados paraísos fiscales para la atracción del dinero de la evasión fiscal, la corrupción y la delincuencia económica. Asimismo, deben fijarse internacionalmente unas normas precisas sobre la transparencia que las corporaciones internacionales deberán cumplir en cualquier territorio.
Las medidas que emanen de esta cumbre deben poner coto a la capacidad de acumulación de riqueza por parte de personas, instituciones y países. Esto implica necesariamente medidas que pongan lo social y lo ambiental por encima de lo económico.
Para la Alianza contra la Pobreza es necesario que esta reunión sirva para poner en evidencia que en un mundo donde 1400 millones de personas viven en la pobreza y que se encuentra sumido en una grave crisis ambiental, es preciso que se ponga en marcha con urgencia un proceso inclusivo y abierto con la participación de los gobiernos y la ciudadanía a través de organizaciones representativas para implantar un nuevo sistema financiero internacional justo que responda a los intereses de toda la humanidad, principalmente de aquellas personas y colectivos que más lo necesitan.