La inversión social es la clave para una solución justa y eficaz a la crisis económica actual
Este informe se presentó el 23 de septiembre en la víspera de la cumbre del G-20 en Pittsburg, EEUU. Primero la gente incluye docenas de informes detallados de las organizaciones de base de la sociedad civil, que demuestran que los países más pobres no desempeñaron papel alguno en el desencadenamiento de la crisis, pero están experimentando sus peores efectos. La exclusión de estos países de los foros internacionales tales como el G-20 crea un obstáculo adicional a la aplicación de políticas socialmente justas.
El informe de Social Watch contiene información de organizaciones ciudadanas de 61 países sobre los impactos sociales de la crisis y propuestas de políticas concretas de la sociedad civil sobre cómo hacer frente a la crisis de manera justa y eficaz. Además, se exhorta a los gobiernos a incorporar criterios de transparencia, rendición de cuentas e inclusión en la formulación de políticas orientadas a superar los efectos de la crisis, tanto a nivel nacional como internacional.
La Plataforma 2015 y más, como miembro de la red internacional Social Watch y responsable de la edición española de esta publicación, ha realizado el informe nacional sobre España, junto con Intermón Oxfam, donde se analizan las respuestas de nuestro gobierno ante la crisis y la falta de coherencia interna entre las políticas de cooperación y otras medidas sociales, migratorias o comerciales.
Según los informes nacionales contenidos en Primero la gente, los recortes de empleos, la caída de los ingresos de los fondos de pensiones privados y la reducción de las remesas están contribuyendo a empeorar el nivel de vida de las personas en los países ricos y pobres por igual. Sin embargo, los países en desarrollo experimentan una vez más el peso de los impactos de la crisis, que amenaza aún más sus frágiles economías y disminuye el flujo vital de ayuda exterior. En países como Tanzania y Mozambique, la recesión económica de los países donantes está poniendo en riesgo programas de ayuda fundamentales, que financian 42% y 50% de los respectivos presupuestos nacionales. En Medio Oriente, los crecientes costos de los alimentos básicos y la caída de los precios de su materia prima exportable más importante – el petróleo – han empujado a la pobreza al 43% de la población de Yemen.
Los impactos de la crisis económica en los países menos adelantados son más graves, ya que se añaden a los efectos de las crisis institucional y política que afectan a estas naciones. Por ejemplo, en Somalia, la falta de un gobierno central operativo, combinado con la sequía, la inflación galopante y el drástico aumento de los niveles de violencia han llevado a más de 850.000 personas a huir del país incluso antes de que la crisis financiera mundial se hiciera sentir. Mientras tanto, en Birmania, la junta militar sigue gastando casi la mitad del presupuesto nacional en “defensa”, a pesar del hecho de que la mayoría de la población está hundida en la miseria debido a la disminución de las exportaciones y la destrucción masiva provocada por desastres naturales.
El informe condena el hecho de que “a pesar de las consecuencias de largo alcance de las medidas de política financiera, el establecimiento de la agenda y el diseño de las reformas financieras (...) por los organismos intergubernamentales, limitan la participación de la mayoría de los países. El FMI y el Banco Mundial, por su parte, continúan siendo gobernados por principios en cuanto a toma de decisiones que confinan a los países en desarrollo a un papel marginal y limitan la transparencia.” Del mismo modo, el informe considera que las medidas y los procesos de reforma de la estructura financiera mundial deben respetar el espacio de política nacional, y ser coherentes con las normas y los compromisos acordados internacionalmente incluidos los relativos a los derechos de la mujer y la igualdad de género.
Según Social Watch, el documento final de la Conferencia de la ONU sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y sus Impactos sobre el Desarrollo ha proporcionado una hoja de ruta para superar la crisis que realmente pone “primero a la gente”. Dicha conferencia, celebrada en junio en Nueva York, constituyó la primera oportunidad desde el surgimiento de la crisis para que el “G-192” – el número total de países miembros de las Naciones Unidas – expresara sus opiniones sobre las salidas posibles a la crisis económica actual. Ahora, “es hora de poner en práctica esos acuerdos, de transformar las palabras en acción a fin de garantizar que no habrá más víctimas inocentes de lo que ya es una crisis de dimensiones históricas”, afirmó Roberto Bissio, coordinador de Social Watch.
Social Watch es una red internacional de organizaciones no gubernamentales - entres las que se encuentra la Plataforma 2015 y más- en más de 60 países que monitorean el cumplimiento de sus gobiernos con sus compromisos internacionales para poner fin a la pobreza y la discriminación de género. La red ha publicado su informe anual desde 1996. La Plataforma 2015 y más es responsable de la edición española desde 2007.