Las Autonomías se desentienden de la cooperación al desarrollo
Cada nuevo presupuesto autonómico para el 2013 se presenta con una nueva caída en la ayuda oficial al desarrollo (AOD). Los recortes que marcan el desmantelamiento de esta política social son desproporcionados, muy superiores a los de otras partidas y/o con respecto a los ajustes del presupuesto general: 46% de descenso de la AOD de la Comunidad de Madrid respecto a lo presupuestado en 2012, 78,9% en el caso de la Comunidad Valenciana o 29% en el de Andalucía.
Estos datos apuntalan el desmantelamiento de las políticas de cooperación autonómica que en los últimos años se habían constituido en uno de los rasgos distintivos y potenciales de la cooperación española, un valor diferente de nuestro trabajo común con organizaciones y administraciones de diferentes lugares que se consolidaba como una política pública asentada en un consenso político y social.
Esta falta de recursos destinados a la cooperación internacional por parte de las Autonomías pone de manifiesto la ruptura del consenso social construido en torno a las políticas de cooperación descentralizada. Estos presupuestos son injustos e insolidarios además de inoportunos. En estos momentos es cuando la política de cooperación es más necesaria que nunca debido a la creciente interdependencia de problemas y soluciones globales y locales. Esta mirada cosmopolita, comprometida con la gobernanza multinivel y co-responsable en los asuntos globales, se contrapone a la mirada de corto plazo de estos gobiernos autonómicos que ignoran que los problemas del desarrollo afectan a las políticas domésticas y a su vez, unas determinan a otros.
La determinación actual de que sólo con medidas de ajuste y políticas de reducción del déficit por la vía del control de gasto es posible salir de la crisis es una decisión política que no es la única alternativa y que representa una agresión generalizada al conjunto de políticas sociales. El desmantelamiento de la cooperación autonómica es una más de las opciones que, además de injusta, es errónea porque busca en el "repliegue doméstico" una solución individual ante un problema global y estructural que exige una solución colectiva a más largo plazo.
La opción por el desmantelamiento de las políticas de cooperación no es una consecuencia obligatoria fruto del actual contexto económico por el que atraviesan las comunidades autónomas. Por el contrario, el contexto actual ofrece una oportunidad para revisar y mejorar una cooperación autonómica que sea más estratégica, más coordinada y participada, basada en una mayor coherencia de políticas, que aún en descenso de recursos económicos de la AOD, exprese un compromiso de los gobiernos autonómicos con la políticas de cooperación internacional y con un mundo más justo y mejor gobernado.
En estos momentos, estamos a tiempo de dar su lugar a la cooperación descentralizada, cuando se están elaborando los presupuestos autonómicos y en pleno diseño del IV Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016, es oportuno incorporar la cooperación descentralizada como una línea estratégica y diferencial de nuestro quehacer, lo que lamentablemente no aparece reflejado en los borradores del texto.