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Conferencia de Bonn: Banderas Rojas en el camino de la Agenda Post-2015

Conferencia de Bonn: Banderas Rojas en el camino de la Agenda Post-2015

Roberto Bissio *
Publicado el 17 de abril de 2013
Del 20 al 22 de marzo pasado, representantes de más de 200 organizaciones de la sociedad civil se reunieron en Bonn, en la sede del parlamento alemán de antes de la reunificación, para discutir junto a unos 60 funcionarios de Naciones Unidas, instituciones multilaterales y el ministerio de desarrollo alemán sobre cómo "Avanzar en la Agenda de Desarrollo Sustentable Post-2015". Este título juntaba en una sola frase lo que en la realidad política son dos procesos separados: la discusión iniciada por el secretariado de las Naciones Unidas sobre una "nueva agenda de desarrollo post-2015" para sustituir a los actuales Objetivos de Desarrollo del Milenio cuando éstos "expiren" dentro de dos años, y la discusión paralela iniciada por los gobiernos el año pasado durante la Cumbre de Rio +20, cuando acordaron formar un Grupo de Trabajo intergubernamental para definir un conjunto de Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).
El subtítulo de la reunión expresaba los deseos de los organizadores sobre sus resultados: “Reafirmar Derechos, Reconocer Límites, Redefinir Objetivos”, o sea encontrar la clave para unir ambas discusiones en un sólo proceso, nuevos objetivos que al contrario de los ODM, reconozcan los límites planetarios y, otra diferencia con los ODM, se realicen en un marco de derechos humanos.
 
Los diez ejes temáticos de la reunión ejemplificaron, en su propio listado, el concepto integral e integrador de la sociedad civil sobre lo que una nueva agenda debería incluir: a ) Derechos Humanos para todos, b) Respeto a los límites planetarios, c) Transformaciones estructurales para los derechos de las mujeres y justicia de género, d) Nuevo paradigma económico, e) Justicia social, f) Nueva alianza global sobre desarrollo sustentable, g) Cambio Climático, h) Futuro decente para niños, jóvenes y adolescentes, I) Paz y seguridad, y finalmente j) erradicación de la pobreza.
 
Este último tema fue el único sobre el cual la conferencia recibió garantías de que estaría contemplado en las recomendaciones del panel de alto nivel que estudia el tema a pedido de Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU. Este panel está co-presidido por el premier británico David Cameron, la presidenta Ellen Johnson Sirleaf de Liberia y el presidente Susilo Bambang Yudhoyono de Indonesia y realizó su última reunión en Bali el 27 de marzo. De camino a Bali, Homi Kharas, secretario ejecutivo del panel y principal redactor de su informe (que se conocerá en mayo o junio) hizo una escala en Bonn para asegurar a las ONGs que la erradicación de la pobreza extrema será la principal recomendación, completando así la tarea iniciada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que prometieron reducir la pobreza extrema a la mitad en 2015.
 
Días después de la conferencia, Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, anunció como objetivo de su institución la erradicación para 2030 de la pobreza por debajo de 1,25 dólares por día. Según las proyecciones del propio Banco y del FMI, si las tendencias actuales de crecimiento económico y desigualdad se mantienen, la pobreza así medida habrá desaparecido antes de 2030 o, en las hipótesis pesimistas, afectaría a menos de 10 por ciento de la población mundial en esa fecha. La meta resulta así “realista” o “poco ambiciosa,” según cómo se la mire.
 
Las secretarias generales asistentes de las Naciones Unidas Shamshad Akhtar y Amina Mohammed estuvieron presentes durante todas las deliberaciones, escucharon lo que las ONGs tenían para decir y explicaron sus respectivos roles en el proceso. La primera, como encargada del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU es la principal responsable de secretariar los debates intergubernamentales, entre ellos el funcionamiento del Grupo de Trabajo creado por los gobiernos para acordar sobre los ODS, la segunda, como asesora especial de Ban Ki-moon para la Planificación del Desarrollo Post-2015, será la principal responsable por sintetizar en un solo documento las conclusiones del panel de alto nivel, las recomendaciones del grupo de tareas de 60 agencias de desarrollo de las Naciones Unidas y los resultados de medio centenar de consultas nacionales y una docena de debates temáticos que se vienen realizando por todo el mundo.
 
En su discurso de apertura, el ex-presidente alemán y ex director gerente del FMI, Horst Köhler, enfatizó que “no podemos hablar de seguridad alimentaria sin regulación de los mercados financieros, ni de pobreza sin solucionar el comercio injusto ni de paz y seguridad sin controlar las armas o de degradación de la tierra sin hablar del clima”. En el prefacio a la compilación de los diferentes documentos que resultaron de los talleres de trabajo y que los participantes pudieron firmar (o no) según sus visiones y preferencias, el documento final de la reunión afirma que “tenemos que crear algunas reglas y eliminar otras para asegurar que el marco global no obstaculice los derechos humanos y los objetivos de desarrollo”.
 
El consenso general de las organizaciones de la sociedad civil es que “cualquier agenda de desarrollo debe estar basada en la arquitectura internacional acordada y vinculante de los derechos humanos, que comprende los derechos económicos, sociales y culturales, los derechos de las mujeres, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos, los derechos al trabajo y en el trabajo, de los pueblos indígenas, de niñas y niños, de migrantes, de los discriminados por etnia, clase social o casta y de quienes tienen capacidades diferentes, entre otros”.
 
Además, “los límites planetarios debe ser respetados y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas requiere que el peso de ajustarse a estos límites sea distribuido con equidad”.
Para que esto sea posible, “los objetivos deben ser universales, las desigualdades deben ser enfrentadas, las responsabilidades de los ricos y poderosos deben ser claramente explicitadas y los compromisos de todos los actores deben ser verificables y requieren trasparencia y rendición de cuentas para ser controlados”.
Con una intervención sumamente cauta y poco ambiciosa, Kharas explicó que el panel ya ha recibido centenares de propuestas de objetivos y que no todas las expectativas podrán ser cumplidas. Agregó que “como es sabido” los gobiernos “no pueden fabricar dinero” y que por lo tanto se requiere la asistencia del sector privado para poder cumplir.
 
El día anterior la brasileña Iara Pietricovsky, directora de INESC había sido aplaudida al denunciar la “privatización de la ONU” dado el rol creciente de las empresas transnacionales y sus fundaciones en las deliberaciones internacionales. La intervención de Kharas generó rechazos casi unánimes y motivó a muchos de los participantes a redactar y firmar un documento urgente con ocho “banderas rojas,” enunciando un estándard mínimo de lo que el panel de alto nivel debería tener en cuenta en sus recomendaciones. La carta fue leída y distribuida a todos los miembros del panel en su reunión pocos días después de la Conferencia de Bonn y se convirtió así en su principal resultado, extraoficialmente.
 
 
* El autor es coordinador de Social Watch, una red de organizaciones de todo el mundo que monitorean el cumplimiento por parte de los gobiernos de sus compromisos internacionales, y fue miembro del comité de conducción de la Conferencia de Bonn. Las opiniones de este artículo son personales. La Plataforma 2015 y más forma parte de la red Social Watch.