Democracia en el abismo
En ambos casos las referencias a las reuniones alternativas organizadas y convocadas por parte de miles de colectivos sociales han brillado por su ausencia, o se han limitado a dar cuenta de cómo juega al fútbol el presidente boliviano o a reseñar las dimensiones de los aparatos de seguridad y defensa que han acompañado estas reuniones. Como mucho se ha publicado algún titular en el que se resumían declaraciones críticas por parte de alguna organización que se encabezaban con el genérico y fatuo “Las ONG muestran su descontento con...”. Suelen ser declaraciones de los aparatos de lobby de las grandes organizaciones de la solidaridad que disponen de recursos y esfuerzos para situarse en los aledaños de las cumbres oficiales.
Pero en los márgenes de dichas cumbres se celebran talleres, marchas y manifestaciones, miles de personas enviadas por diversos colectivos sociales de los cinco continentes se organizan en red, con una estructura de coordinación horizontal, apenas sin recursos, y ponen en común, debaten y discuten sobre las causas de la subida de precios de alimentos, o sobre el proyecto europeo en América Latina. Realizan declaraciones públicas en las que señalan cuáles son las políticas públicas que han causado las asimetrías y las injusticias, apuntan con el dedo de sus argumentos a los responsables. Los eufemismos y los compromisos rimbombantes de la reunión oficial reciben como alternativa un discurso plagado de razones, de experiencias y de propuestas que vienen de la calle. Muchas de ellas se quedan ahí, “en la calle”, puesto que no logran entrar en la antesala de las reuniones que no es otra que los consejos de redacción de los medios de masas.
Así las personas y sus ideas circulan por los espacios “alternativos”, mientras que sus representantes y sus anécdotas forman el paisaje oficial. En las llamadas democracias se supone que éstos representan a aquellos, aunque exista un abismo de desconocimiento cuando no de desprecio que parece insuperable. Las reuniones alternativas son como ejercicios de gimnasia democrática, porque ponen de manifiesto cuánto más cerca estamos de un oligopolio mundial y cuánto camino nos queda por recorrer para llegar a tener instituciones mundiales de gobierno democráticas.
Todas las fuerzas de seguridad mundiales y cuantas desinformaciones mediáticas quieran, no podrán detener los ríos de desencanto, denuncia y ganas de transformar el mundo que se reúnen en cada cumbre alternativa. El eco se amplía persistente y generoso, aprovechando todos los resquicios.