Semana de lucha mundial contra la pobreza
Son ya cuatro años de movilizaciones convocadas por la Llamada Global para actuar contra la pobreza, que reúne a través de miles de organizaciones sociales a campesinos de Mozambique con sindicalistas colombianos y asociaciones de vecinos europeas. Consumidores, agricultores, educadores, amas de casa, jóvenes y profesionales de todos los sectores se convocan para hacer visible que construir un modelo de desarrollo incluyente, sostenible y justo es perfectamente posible.
En España más de un millar de organizaciones sociales se reúnen en la Alianza Española de lucha contra la Pobreza y expresan su indignación con la falta de voluntad política de los gobiernos para erradicar la pobreza extrema y el hambre. Con la décima parte de los recursos movilizados para atender las necesidades de los especuladores financieros se podrían cumplir los Objetivos del Milenio y salvar las vidas de millones de niños y niñas que actualmente mueren de inanición. La ciudadanía global ya sabe que a los apologetas del crecimiento económico, de las privatizaciones y del liberalismo les importa un comino la desigualdad y el drama al que están condenados millones de personas.
Quieren relegarnos a ser discretos y obedientes consumidores de sus productos y sus servicios, amparados en grandes campañas de marketing en las que se presentan como adalides del progreso y la libertad. La ciudadanía global del siglo XXI ya no quiere más irracionalidad, ya no soporta sentirse responsable de la degradación de los ecosistemas, ni de las muertes causadas por la desesperación de la pobreza en los cayucos del estrecho. La ciudadanía se rebela contra la pobreza, sus causas y contra sus causantes, y apuesta por políticas solidarias, transparentes y equitativas para extender todos los derechos humanos sin excepción.
Visita www.rebelatecontralapobreza.org y entérate de cuál es la convocatoria en tu ciudad. Porque deben saber que sabemos, y no consentiremos que disfracen con retórica solidaria las prácticas políticas que nos condenan a vivir en un mundo del que no podemos sentirnos orgullosos.