Colombia busca la paz
El terror no tiene justificación, pero sí tiene explicaciones. El principal reto en Colombia es el diálogo y el conjunto de transformaciones sociales al que éste debe dar lugar. Colombia precisa iniciar un proceso de transición hacia la democracia social. Al igual que en muchos otros países vecinos en Latinoamérica, el establecimiento de las llamadas democracias formales no han logrado superar una sociedad de marcado tinto oligárquico. La institucionalidad vigente no logra cumplir los objetivos elementales de gobernabilidad, por cuanto está a expensas de la impunidad, porque no existen mecanismos eficaces de distribución de rentas y oportunidades, porque ni siquiera es capaz de ejercer el monopolio de la violencia.
Desde fuera, también debemos examinar críticamente nuestras acciones los países del mundo desarrollado. No sólo por la vergüenza que suponen los sucesivos Planes Colombia ejecutados por la Agencia Internacional de Desarrollo y la CÍA norteamericanas, que persiguen sus intereses políticos, comerciales y de seguridad como siempre han hecho en su patio trasero.
También desde la ambigua Europa, que aún carece de una política diplomática conjunta y decidida, que defienda lo que se supone son nuestras señas de identidad: la tolerancia, el respeto a los derechos humanos y a la diversidad cultural, la construcción de paz basada en los derechos sociales…
La comunidad internacional debe escuchar la iniciativa de la sociedad civil colombiana, que se articula y se moviliza en pluralidad y por la búsqueda de una paz justa. La mejor expresión es la Asamblea Plenaria por la Paz en Colombia. Construyen la paz desde abajo, ¿Por qué no bajan la vista los de arriba y asumen la responsabilidad de gobernar para el pueblo y con el pueblo?