Casi 2 millones de personas y 18 meses de bloqueo inhumano en la zona más densamente poblada del Planeta. Y ahora terror en la franja de Gaza por año nuevo. Respuesta militar desproporcionada, castigo colectivo y población civil como objetivo son los argumentos del derecho internacional contra la nueva invasión israelí.
Me niego a considerar lo que sucede como una reacción en legítima defensa de Israel. Tanto Israel como los Estados Unidos que bloquea una resolución de condena a la invasión en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, corren hacia ninguna parte en Oriente Medio. Parecen guiarse por la teoría del caos: cuanto peor, mejor. Olvidando que son estas situaciones el mejor caldo de cultivo para fundamentalismos desesperados.
Varios argumentos se manejan para explicar el terror de estado. La proximidad de las elecciones en Israel y la necesidad de levantar los ánimos de los sectores más derechistas después del fracaso del Líbano. También debemos tener en cuenta que en 15 días termina el periodo neoconservador de la administración de George Bush y aunque no podamos esperar grandes cambios de Obama, tal vez la única oportunidad para Palestina empiece por que finalice de una vez por todas la doctrina de la lucha internacional contra el terrorismo. Doctrina según la cual los miembros de Hamás o la población civil de Palestina no son sujetos de derechos.
La cuestión hoy no es cuánto lejos queda cualquier proceso de paz, sino qué territorio le quedará al pueblo palestino para firmar qué paz.
Pablo Martínez Osés