Democratizando la globalización
Hace algunas semanas ya prestamos esta columna al manifiesto firmado por centenares de organizaciones y personalidades en defensa del principio de jurisdicción universal, amenazado ahora en nuestro país por ceder a presiones diplomáticas principalmente del Estado de Israel. La creciente interdependencia entre los países y los pueblos, tan magnificada por los apologetas de la globalización, encuentra límites a la actuación de la justicia y en defensa del Derecho Internacional. Dificultades para la extensión de la justicia. Sin embargo y al tiempo, en materia de comercio internacional cada vez se otorgan más competencias a los llamados órganos de solución de diferencias, que arbitran en los conflictos entre las multinacionales y los estados que tratan de proteger los intereses de sus pueblos. Todo en aras del libre comercio.
Los que estamos hartos de que el mundo se gobierne según el Derecho del Comercio Global, y queremos que se antepongan los Derechos Humanos, es decir de las personas, apostamos por defender el principio de jurisdicción universal para nuestros tribunales como la única garantía existente de hacer posible la justicia, en aquellos países que no ofrecen garantías a las víctimas.
También esta semana, del 24 al 26 de junio se celebra la reunión de alto nivel sobre crisis y desarrollo convocada por la Asamblea General de Naciones Unidas. Se trata de poner en valor el único espacio de representación disponible para todos los países del planeta. Un G192 que pone sobre la mesa los retos del desarrollo humano y sostenible frente a los G8 o G20 que sólo representan con sus propuestas a las élites del capital transnacionalizado. Nuestro presidente movió cielo y tierra para mendigar un asiento entre las élites. Ahora no se digna a ocupar el que nos pertenece. Pierde con ello una magnífica oportunidad de mostrar que su pretendido liderazgo por la igualdad y la justicia mundiales estaba bien fundamentado.
Estemos atentos a esta reunión mundial exigiendo acuerdos valientes y transmitiendo a los medios quiénes se resisten a los cambios, porque tal y como anunció ayer el nicaragüense Miguel D´Escoto, Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas ante una nutrida representación de organizaciones sociales de todo el mundo, durante el proceso de negociación que acompaña esta cumbre “el apoyo al desarrollo de la Conferencia ha sido erosionado. Algunos gobiernos están decididos a resistir un posible desafío a su control sobre las principales instituciones financieras y monetarias. Otros sienten que un proceso de seria revisión fortalecería políticas e instituciones que socavan su desarrollo económico y sus derechos soberanos.”
Jurisdicción universal y Asamblea General de las Naciones Unidas son dos de las más importantes instituciones políticas y legales para quienes deseamos una globalización para las personas, para quienes deseamos construir una globalización democrática.