El acceso al agua y al saneamiento y los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Temática: Desarrollo Sostenible.
Autoría: Marín, Gonzalo
Año de Publicación: 2007
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijaron que para 2015 la mitad de la población mundial debería tener acceso al agua y a sistemas de saneamiento adecuados. Los informes más recientes indican que el acceso al agua se puede conseguir, con la excepción de Africa Subsahariana y de Oceanía. No ocurre lo mismo con los sistemas de saneamiento, donde los datos apuntan que no se podrá cumplir el objetivo fijado.
1* Introducción
El acceso al agua y a sistemas adecuados de saneamiento son dos cuestiones que han tenido una consideración especial en el contexto de la cooperación internacional, especialmente a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de Mar del Plata (1977), cuando se declaró a la década de los años 80 del siglo pasado como el decenio internacional del abastecimiento y saneamiento con el fin de proporcionar un suministro fiable de agua potable y responder a las exigencias básicas en materias de saneamiento de todas las comunidades urbanas y rurales[1].En ese lapso de tiempo -1980 a 1990-, se realizaron importantes esfuerzos financieros y se desarrolló una gran cantidad de proyectos destinados a implantar sistemas de agua y saneamiento tanto en el ámbito urbano, como, especialmente, en el rural, donde se localizaban los déficit más relevantes, todo ello con el objetivo global de conseguir el acceso universal a estos servicios. A pesar de la actividad entonces realizada, se estima que en 1990, las personas sin acceso al abastecimiento de agua y saneamiento eran del mismo orden de magnitud que en 1980, aunque, en términos de cobertura, se había experimentado una relativa mejoría. En concreto, al final de la década internacional, se evaluaron en 1.200 millones las personas que no contaban con acceso al agua potable y en 2.700 millones las que no disponían de sistemas de saneamiento adecuados. Cuando en 2000 se suscribieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los déficit anteriores eran, a su vez, similares a los de 1990[2], de forma que se puede afirmar que, después de dos décadas desde que la comunidad internacional se plantease conseguir el acceso universal al agua y saneamiento, poco se había avanzado, desde el punto de vista cuantitativo. En el contexto del objetivo específico de los ODM que pretende garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, se asumió la meta de reducir a la mitad, en 2015, la proporción de personas sin acceso al agua y saneamiento que existía en el año 1990[3]. En términos globales, y teniendo en cuenta que las coberturas de abastecimiento y saneamiento eran, en 1990, del 78% y 49%, respectivamente, el objetivo asumido para 2015 fue conseguir, para ese horizonte, unas coberturas del 89% y 75%, respectivamente. Admitiendo que en 2015 la población mundial será del orden de 7.219 millones de personas, resulta que, en el caso que se consigan los ODM relativos al abastecimiento y saneamiento, en ese horizonte temporal aún habrá 794 millones de personas sin acceso al agua y 1.800 millones que no dispongan de sistemas de saneamiento adecuados. Así las cosas, la realidad es que desde 1977 hasta 2000, la comunidad internacional ha pasado de aspirar al acceso universal a asumir unos déficit en los servicios aludidos que son, como se ha puesto de relieve, de carácter multimillonario. La contradicción anterior cobra especial relevancia por las estrechas relaciones que existen entre el agua, la pobreza y el desarrollo sostenible, tal como se pone de manifiesto en el Informe sobre Desarrollo Humano 2007 de las Naciones Unidas y, especialmente, porque el acceso al agua y al saneamiento tiene la consideración de derecho humano, y como tal ha sido reconocido por las Naciones Unidas en 2002[4]. En este contexto, pues, el acceso universal es la meta a reivindicar y los ODM deben tener la consideración de un hito intermedio. No obstante lo anterior, los ODM relativos al agua suponen un reto de gran envergadura ya que cuando se suscribieron se asumió que, para cumplirlos, había que garantizar que, cada día desde 2000 hasta 2015, era necesario incorporar 270.000 nuevas personas a sistemas de abastecimiento y 320.000 a sistemas de saneamiento adecuados.NOTAS:
- ® Recomendaciones de las reuniones internacionales sobre el agua: de Mar del Plata a París. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. 1998.
- ® Global water supply and sanitation assessment 2000 Report. WHO and UNICEF Joint Monitoring Programme. 2000.
- ® En 2000, la meta concreta relacionada con el agua sólo tenía en cuenta el abastecimiento mientras que el tema del saneamiento se incorporó posteriormente como resultado de las conclusiones de la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de 2002 que tuvo lugar en Johannesburgo. Hoy en día, la meta incorpora ambos servicios.
- ® Observación general Nº 15. El derecho al agua. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. 2002.
2* La situación actual
La última evaluación que se ha realizado del progreso de los ODM es de 2007[5] y, por cuanto respecta a los datos del abastecimiento y saneamiento, se apoya en el informe sectorial que el comité conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF realizó en 2006[6]; en la Figura 1 se sintetiza la situación de las coberturas de ambos servicios en los horizontes temporales de referencia para valorar los OMD -1990 y 2015-, además del asociado a la situación actual -2004-, y la que le correspondería en 2015 si se mantuviera la tendencia de avance actual.NOTAS:
- ® The Millennium Development Goals Report 2007. Organización de las Naciones Unidas. Nueva York. 2007.
- ®Meeting the MDG drinking water and sanitation target. The urban and rural challenge of the decade. Organización Mundial de la Salud y UNICEF. Ginebra. 2006.
3* Conclusiones
De acuerdo con los informes más recientes, se deduce que, de seguir la tendencia actual, se cumplirá, a nivel global, la meta de los ODM relacionada con el acceso al agua; sin embargo, esta conclusión hay que matizarla pues los datos globales enmascaran importantes diferencias a nivel regional -ni en África subsahariana ni en Oceanía se prevé que se consigan los objetivos marcados-, y en el contexto rural, donde los déficit seguirán siendo extremos. En relación con el saneamiento, la situación es pesimista a la luz de los datos actuales, que indican que no se cumplirán los ODM, ni siquiera a nivel global ni, por supuesto, en el contexto de los países en desarrollo, si no se realizan esfuerzos importantes para revertir estas tendencias. En África subsahariana y Oceanía no se alcanzarán los ODM en agua y saneamiento; es más, su consecución, en el caso de la primera región, se relega varias décadas: 2040 para el acceso al agua y 2076 para el saneamiento[7].NOTAS:
- ® Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua. Informe sobre desarrollo humano 2006. PNUD. 2007.
4* Consideraciones generales
La consecución de los ODM en el sector agua y saneamiento requerirá de un esfuerzo coordinado a nivel internacional que, para que sea efectivo, deberá tener en cuenta, entre otros, los siguientes temas:- El acceso al agua y al saneamiento es un derecho humano, y como tal debe ser recogido en el ordenamiento legislativo de los países y garantizado efectivamente.
- Para alcanzar los ODM es necesario que se tomen decisiones políticas tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, incorporando compromisos específicos en este sentido, asumiendo políticas encaminadas a la implementación efectiva del derecho humano al agua y estableciendo procedimientos rigurosos de monitorización y seguimiento en los países receptores a la vez que se fomente la transparencia y eficiencia en el sector.
- La consecución de los ODM debe contemplarse desde una estrategia general de desarrollo sostenible y de lucha contra la pobreza. Las actuaciones que se emprendan deberán dirigirse hacia los sectores más desfavorecidos, buscando no solo aumentar las coberturas de estos servicios, sino también que la distribución geográfica de las inversiones esté incardinada en la lucha contra la pobreza.
- Será necesario incrementar notablemente el monto total de la ayuda internacional destinada a financiar actuaciones relacionadas con el abastecimiento y saneamiento, en unas cantidades que se estiman en el doble de los niveles actuales. La consecución de los ODM en el sector debe basarse principalmente en la financiación pública, que, según la experiencia reciente, es la que efectivamente está dirigida a los países prioritarios y garantiza el aumento de coberturas en los sectores sociales más desfavorecidos. La ayuda oficial al desarrollo destinada al sector debe concretarse a través de donaciones.
- Los proyectos que se ejecuten deberán ser sostenibles desde el punto de vista social, cultural, económico, tecnológico y medioambiental. Deberán, en consecuencia garantizar la participación de los beneficiarios en todas las fases, desde la identificación de las acciones, hasta el mantenimiento y gestión de los sistemas. Este es un aspecto importante ya que cerca del 40% de las infraestructuras que se ejecutaron durante la década internacional para posibilitar el acceso al agua y saneamiento, estaban inoperantes después de los primeros años debido a la falta de apoyo financiero y de personal destinado a gestionar, conservar y mantener los sistemas de abastecimiento de agua, así como porque estaban basados en tecnologías no adecuadas al contexto general de los beneficiarios.
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