Defensores de derechos humanos denuncian el maltrato que se está dando a los supervivientes y familiares de las víctimas de la tragedia de Lampedusa
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Publicado el 25 de octubre de 2013
El 3 de octubre, 366 refugiados de Eritrea perdieron sus vidas frente a la costa de la isla italiana de Lampedusa. Dicha tragedia ha sacado a la luz los fallos de las políticas migratorias europeas, y, especialmente, las carencias de la Unión Europea a la hora de proteger a los y las refugiadas, a pesar de ser una obligación legal en el marco del derecho internacional. Las autoridades europeas e italianas han intentado explicar esta tragedia y dar respuesta a las acusaciones sin cambiar sustancialmente las políticas migratorias y de atención a los y las refugiadas.
Meron Estefanos (fundadora de la International Commission on Eritrean Refugees) y Mussie Zerai (sacerdote católico eritreo, de la Agenzia Habeshia, que atiende a las y los refugiados del norte de África) denuncian lo que realmente está sucediendo con los supervivientes y el trato que se está dando a los familiares de las víctimas de la tragedia de Lampedusa.
Meron Estefanos (fundadora de la International Commission on Eritrean Refugees) y Mussie Zerai (sacerdote católico eritreo, de la Agenzia Habeshia, que atiende a las y los refugiados del norte de África) denuncian lo que realmente está sucediendo con los supervivientes y el trato que se está dando a los familiares de las víctimas de la tragedia de Lampedusa.
El pasado 21 de octubre se celebró un homenaje a las víctimas en Italia, a la que no se permitió acudir a los 155 supervivientes del naufragio. La conmemoración tampoco contó con la presencia del primer ministro Enrico Letta, aunque paradójicamente sí asistieron los embajadores de los países africanos del cuerno de África, precisamente lo representantes de aquellos regímenes de los cuales la mayor parte de las víctimas huían por razones sociales y políticas.
Según declararon los activistas y defensores de los derechos de los refugiados Meron Estefanos (fundadora de la International Commission on Eritrean Refugees) y Mussie Zerai (sacerdote católico eritreo, de la Agenzia Habeshia, que atiende a las y los refugiados del norte de África) dicho homenaje no fue más que una farsa. El proceso de atención a las víctimas está en manos de representantes políticos del régimen de Eritrea (del que huían la mayor parte de las víctimas) y no del gobierno italiano, según denuncian Estefanos y Zerai. Éste es el escrito en el que ambos activistas relatan qué es lo que realmente está sucediendo con los supervivientes y el trato que se está dando a los familiares de las víctimas:
“Hemos regresado de una visita de tres días a Sicilia y a Lampedusa. El 21 de octubre visitamos el cuartel general de la policía de Agrigento, donde las familias eritreas habían venido a identificar los cuerpos de sus familiares. Nos dimos cuenta en seguida de la desorganización de todo el proceso. Muchas de las familias estaban confundidas, angustiadas y no lograban obtener información adecuada. Un representante del régimen de Eritrea controlaba este proceso, cuando tendría que haber estado en manos de las autoridades italianas. Este hecho ha causado mucho dolor y también ha retrasado todo el proceso de identificación, pues muchos familiares no se han sentido cómodos dando información a los representantes de un régimen del que muchas de las víctimas huían.
Los representantes del régimen eritreo proporcionaron información incorrecta a las familias. Además de presentarse como los representantes oficiales del gobierno italiano, hicieron circular un impreso entre los familiares en el que se les reclamaba el pago de 150 euros para realizar la prueba de ADN. La Cruz Roja italiana había ofrecido ese servicio de forma gratuita. Este decepcionante proceso, carente de profesionalidad, en un momento tan vulnerable para las familias, es un insulto para las víctimas. Las autoridades de Agrigento no deberían permitir que estas personas, partidarias del régimen, se presenten ante los familiares y las víctimas como los representantes del gobierno italiano.
Estuvimos presentes en el “homenaje” y funeral a las víctimas, que no fue más que una artimaña mediática hecha a medida de los políticos. A los supervivientes del desastre de Lampedusa, con una gran necesidad de vivir su duelo, no les fue permitido asistir. Muchos de ellos habían perdido a sus hermanas, hermanos, maridos, mujeres o amigos en el Mediterráneo aquel día. A ninguno de los supervivientes se le permitió acudir a la ceremonia. Además, para aumentar aún si cabe, el desprecio a las víctimas, se invitó a Zemede Tekle y a sus partidarios. El señor Tekle es el embajador de Eritrea en Italia. Fue invitado a la ceremonia por el vice primer ministro italiano. Tekle representa al mismo régimen del que huían las víctimas el 3 de octubre. La presencia de Tekle aumentó, aún más si cabe, el dolor de los familiares, que todavía están en duelo por sus seres queridos. Algunas de las familias se sintieron tan insultadas que tildaron al vice primer ministro italiano, Angelino Alfano, de “asesino”. En vez de entender el dolor de las familias, el vice primer ministro, les acusó de ser cómplices de los traficantes de personas.
El 22 de octubre llegamos a Lampedusa. Las autoridades no nos permitieron entrar al campo de refugiados, aunque los propios supervivientes habían demandado vernos. Los supervivientes querían que estuviésemos presentes y fuésemos testigos de sus condiciones de vida. Muchos de ellos venían de atravesar Etiopía, Sudán o Libia. Muchos de los supervivientes que conocimos eran jóvenes, muchos de ellos no llegaban a la mayoría de edad, que hacían el viaje solos. Muchos habían sido víctimas de tortura, secuestro, violación y tráfico de personas, con necesidad de asistencia médica y psicológica. Muchos de los supervivientes habían perdido a sus parejas e hijos. Los cuerpos de sus seres queridos fueron llevados desde Lampedusa a Agrigento sin su conocimiento ni sin su autorización. Cuando los supervivientes pidieron estar presentes en el funeral “homenaje”, su petición fue denegada. Iniciaron una huelga de hambre que duró 28 horas.
Los supervivientes tenían muchas preguntas que hacernos. No sabían cuándo tendrían que salir de Lampedusa, o dónde serían llevados. Esta incertidumbre se suma a su angustia. En cuanto al naufragio del 3 de octubre, recogimos varios testimonios en el que los supervivientes afirman que dos barcas, creen que de la marina italiana, se acercaron a la barca siniestrada sin prestar ningún tipo de ayuda. Si esas dos barcas se hubieran acercado ayudar, afirman los supervivientes, no lamentaríamos hoy la pérdida de una sola vida. Acusan a la marina italiana de la pérdida de 366 vidas, y están dispuestos a acudir a cualquier corte y testificar ante un juez estas acusaciones.
- Demandamos una investigación llevada a cabo por un comité independiente.
- Demandamos que el gobierno de Italia se disculpe por insultar a los supervivientes y por no permitirles acudir al “homenaje” y funeral de las víctimas.
- Exigimos que el gobierno de Italia otorgue la ciudadanía a los supervivientes de la tragedia de Lampedusa, como hizo con las víctimas mortales.
- Demandamos que todos los países de la Unión Europea acojan a los supervivientes y les den el estatus de refugiados, les otorguen asilo y les apoyen en su emplazamiento definitivo.
- Demandamos que se ofrezca tratamiento psicológico y medico de forma inmediata a estos supervivientes.
- Exigimos que se trasladen a los migrantes que están retenidos en Lampedusa a campos de refugiados, para que así puedan solicitar ese estatus.
- Demandamos apoyo financiero para los y las supervivientes, que compense de alguna forma su sufrimiento y les permita solventar sus necesidades más básicas.”
Firman esta carta, el padre Mussie Zerai y Meron Estefanos, el 24 de octubre de 2013, en Palermo
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